Itzel Chan/SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- Los más de mil kilómetros de ríos subterráneos y cuevas, registrados en Quintana Roo poseen especies de animales únicas en el mundo y otras que habían sido consideradas como extintas.

Esta es una de las razones por las que espeleólogos difunden la importancia de este ecosistema, al mismo tiempo que solicitan a las personas que cuiden de ellos y a las autoridades que vigilen su protección.

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“Una de las especies que únicamente viven en las cavernas de Quintana Roo es el pez blanco o dama blanca, mide escasos 10 centímetros, al ser ciego, percibe el olor de sus presas y habita en agua dulce. Es uno de los depredadores más grandes de las cuevas y que se mueve en el agua”, expuso Roberto Rojo, espeleólogo y miembro del Círculo Espeleológico del Mayab.

Además de los peces, es posible hallar arácnidos, como  los ricinúlidos, los cuales han sido poco investigados hasta el momento, al igual que los isópodos ciegos.

La especie que aún habita en la zona de Quintana Roo y que es considerada importante, incluso a nivel mundial es la remipedo.

“Se pensaba que este bicho ya se había extinto. Se ha identificado que existe desde antes que los dinosaurios”, indicó Roberto Rojo.

Los murciélagos también forman parte importante de la biodiversidad que hay en las cuevas, ya que cuando defecan o mueren y sus cadáveres quedan dentro, sirven de alimento para otros organismos y por lo tanto son parte de la cadena de vida que se desata en la zona.

Tulum y su 'tesoro oculto'

La Península de Yucatán se caracteriza por contar con el suelo conformado por roca caliza, condición que permite la formación de cuevas.

En Tulum está ubicada la cueva más larga de todo el mundo, con más de mil 500 kilómetros y junto con una cueva más ubicada en Oaxaca, que tiene más de mil 500 metros de profundidad, son de las más trascendentes a nivel global, por sus características.

Más de la cuarta parte de la población mundial dispone del agua que proviene de cavernas, pero hay proyecciones que indican que más de 80% de la población dependerá en un futuro de este recurso hídrico, después de haber contaminado el agua de los ríos y lagos.