José Luis Nájar Ramírez/SIPSE
CANCÚN. Q. Roo.- Los habitantes de la ciudad sabemos que el calor y la humedad permiten la proliferación de todo tipo de fauna nociva. Sabemos también que gran parte de ésta amenaza nuestra salud y la de nuestra familia, pero lo que quizá desconocíamos es que también puede dañar gravemente a nuestras mascotas. Las garrapatas y los mosquitos constituyen una plaga en el lugar que habitamos y es probable que hayan infectado a nuestros perros sin que nos hayamos dado cuenta de ello, exponiéndolos a enfermedades como Erlichiosis canina, Filariasis, y Anaplasmosis

Diagnóstico temprano e intervención veterinaria

La detección de estas enfermedades puede ser difícil dada la ausencia de síntomas en las primeras etapas. Es por esta razón que el diagnóstico y la intervención temprana del médico veterinario son indispensables para mantener la salud de nuestros perros. Una simple prueba de sangre que se realiza en el consultorio puede hacer la diferencia. La Anaplasmosis y la Erlichiosis caninas son enfermedades parasitarias transmitidas por garrapatas portadoras de la bacteria. Sin el tratamiento adecuado, producen enfermedades autoinmunes, trastornos de coagulación, ceguera permanente y muerte en los casos más graves.

Los signos clínicos de la Erlichiosis canina pueden ser: depresión, letargia, anorexia o pérdida de apetito, pérdida de peso, fiebre, problemas respiratorios, anemia, hemorragias (petequias), edema escrotal y en miembros, problemas oculares, signos neurológicos (meningitis), dificultad para caminar (ataxia) y convulsiones.

Para el control de las garrapatas es recomendable baños medicados para la mascota, fumigación de los espacios en las que habita el animal, uso de collares garrapaticidas y, una vez detectada la enfermedad, la administración de los medicamentos recomendados por el médico veterinario.

Nuestra zona geográfica, hogar de la filariasis

La filariasis canina es una de las enfermedades parasitarias más frecuentes en nuestra zona geográfica. El mosquito portador de larva pica al perro y se la transmite. La larva se desarrolla en el cuerpo del perro y vive en su corazón y en los vasos sanguíneos de los pulmones. Aunque no se presentan síntomas iniciales, más tarde se presentan: tos persistente, intolerancia al ejercicio, disminución del apetito y pérdida de peso, hipertensión pulmonar. Sin diagnóstico adecuado se produce insuficiencia cardiaca, enfermedad pulmonar y la muerte.

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