Desde su prolongado encierro que no ha disminuido su lucidez política, el ex gobernador chetumaleño Mario Villanueva Madrid envió un oportuno mensaje epistolar al priismo que se ha comportado como un ejército desmoralizado, resignado incluso a inminentes derrotas con su costal de culpas.

Y le dio un espaldarazo balsámico al dirigente estatal del PRI, Raymundo King de la Rosa, quien según el ex mandatario priista no tuvo la menor responsabilidad en la estrepitosa derrota del 5 de junio, atribuible por completo al gobernador Roberto Borge que todo lo decidía sin encontrar resistencia.

Según el martirizado ingeniero acusado inicialmente de nexos con el narco, “carece de sentido echarle la culpa de que el PRI perdió la gubernatura y otras posiciones importantes, porque a la vista estuvo que Raymundo no tuvo a su cargo el manejo ni la dirección de la campaña política, ni participó en la designación de candidato”.

Mario Villanueva forma parte del trío de ex gobernadores quintanarroenses –obviamente priistas– más completos, con una destreza que los hizo casi infalibles; los otros son Pedro Joaquín Coldwell y Félix González Canto.

“Ni muerto ni moribundo, hay PRI para rato, pero tienen que unirse y ponerse a trabajar”.

Las palabras del ingeniero fueron una bofetada en el ánimo de decenas de priistas que se niegan a reaccionar explotando la extrema debilidad del PAN y PRD, partidos que se desplazan en el tablero con exceso de ambición y deficiente oficio político.

El atolondrado priismo sabe que Carlos Joaquín González en la lucha por la gubernatura contó con miles de los suyos que lo respaldaron, desafiando el grito de guerra del gobernador Roberto Borge que tomó como una causa personal su ponzoñosa ofensiva contra el hermano de Pedro Joaquín Coldwell.

Mario Villanueva abandonó la gubernatura hace más de 18 años, sin concluir su mandato porque el presidente Ernesto Zedillo decidió destruirlo. Antes de su fuga, el popular chetumaleño le había arrebatado la candidatura priista a la silla mayor a la cozumeleña Addy Joaquín Coldwell, impulsando al chetumaleño Joaquín Hendricks Díaz.

Y el magistral ingeniero Villanueva hizo ganar al PRI en 1999, a diferencia de Roberto Borge que hizo conocer al priismo quintanarroense la peor de las humillaciones, condenándolo al infierno de Dante.