“Me doy por bien servida si comemos una vez al día”

Los municipios de Benito Juaréz y Othón P. Blanco figuran en la lista de los 400 más pobres: presentan pobreza multidimensional extrema, no tienen acceso a la alimentación.

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Los municipios de Othón P. Blanco y Benito Juárez se encuentran entre los 400 más pobres del país. (Edgardo Rodríguez/SIPSE)
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Edgardo Rodríguez/Abigail Becerra/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- Quintana Roo forma parte de los estados que cuentan con municipios que se encuentran en pobreza multidimensional extrema y que no tienen acceso a la alimentación; Benito Juárez y Othón P. Blanco, forman parte de los 400 municipios que se encuentran en el sistema nacional para la cruzada contra el hambre.
 
El término de pobreza multidimensional, de acuerdo con la Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), refiere a una persona que presenta al menos una carencia social y no tiene un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades. En cambio, en la pobreza multidimensional extrema: una persona presenta tres o más carencias y no tiene un ingreso suficiente para adquirir una canasta alimentaria.                                                 
     
El gobierno federal en su cruzada contra el hambre ha determinado una serie de acciones a seguir para combatir los índices de pobreza en el listado de municipios marginados.
 
Miles de benitojuarenses padecen de pobreza alimentaria
 
Siendo una de las ciudades más atractivas a nivel internacional, reconocido por sus majestuosos hoteles de lujo, exclusivos restaurantes, bellezas naturales y ecoturismo, Cancún es también el lugar donde también viven las personas que habitan más allá de la inmediaciones urbanas del municipio de Benito Juárez. 
 
Son las colonias populares donde transcurren las historias difíciles, justo allí donde no alcanzan los recursos. En una de las innumerables chozas de palo que pintan el verde paisaje, en ocasiones visualmente inexistentes por la densa selva que borra los caminos, en las colonia El Milagro, habita Rosa María Mas Cupul con dos hijos y su esposo, recuperándose de una enfermedad común: salmonelosis, como consecuencia del agua obtenida de pozos comunitarios captada de los humedales o cenotes, por no poder obtener agua potable.
 
Como ella cerca de 20 mil niños, jóvenes y adultos habitantes de los asentamientos irregulares de la ciudad, sufren algún grado de desnutrición originado por la pobreza alimentaria, según indicó Julián Lara Maldonado, titular de la dirección de Desarrollo Social y Económico.
 
Limpiando algunas lágrimas que escaparon de los ojos, Rosa recuerda la razón por la que dejó su pueblo en Valladolid, Yucatán. Una mejor calidad de vida en la ciudad de las “oportunidades” la motivó a mudarse a Cancún donde la esperaba un terreno de buenas dimensiones pero que por la lejanía de su ubicación los aparta de las zonas donde están las fuentes de empleo, lo que hace difícil su situación.
 
Para esta madre de familia amanecer con un poco de tortillas, sopa y tres huevos es un manjar que deberá suministrar entre cuatro integrantes durante el día. “Me doy por bien servida si comemos una vez al día” añade con un gesto de nobleza.

 

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