Paloma Wong/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- Los integrantes de las pandillas suelen ser blanco fácil de la delincuencia organizada para integrarlos a sus grupos delictivos, por haber cometido delitos menores durante su participación en una banda, situación que los pandilleros aprovechan ante su condición económica, explicó el encargado del departamento de salud mental de la Jurisdicción Sanitaria Número Uno, Héctor Marín López. 

En Othón P. Blanco se tienen identificadas 34 pandillas, cifra que se ha mantenido desde el año pasado.  Entre las colonias que se han caracterizado por el alto índice en la presencia de pandillas se encuentran: 

• Forjadores, 
• Del Bosque, 
• Proterritorio; y 
• Barrio Bravo

Los estudios aplicados, dan a conocer que las colonias antes mencionadas son “una pequeña fábrica de probables delincuentes”, por las condiciones en las que viven, es decir, en hacinamiento, cerca bares y zonas donde no hay mucha vigilancia policíaca que los mantenga en orden. 

Estos grupos delictivos representan un problema social, consideró el director general de la Policía Municipal Preventiva (PMP) en Othón P. Blanco, Gumersindo Jiménez Cuervo.

Definición psicológica

Según estudios realizados en la capital del estado por psicólogos, el pandillerismo es la agrupación de varias personas que están en inactividad económica, que han sido víctimas de bullying o maltrato familiar, e incluso que viven en condiciones económicas difíciles o padecen de problemas psicológicos. 

Marín López dijo que hay individuos que destacan por su forma de actuar durante su participación en una pandilla, pues mantienen una planeación del punto hasta donde quieren llegar. 

Reclutados por la delincuencia organizada

Explicó que de cada 10 pandilleros, por lo menos cuatro se integran a las filas de la delincuencia organizada por ganar unos pesos extra para mejorar su condición económica, lo que los convierte en carne de cañón.  

Déficit de Atención, un detonante

“El delincuente tiene problemas mentales patológicos, porque le da satisfacción delinquir, además de robar, matar, o en su caso violar. Por eso hay que tener cuidado del comportamiento de una persona y dar tratamiento desde el primer cambio de conducta. La atención médica especializada no es porque este loco, sino que es para modificar su actitud y buscar una manera de llevar una vida correcta”, comentó. 

El pandillerismo, también puede estar enlazado con el Trastorno por Déficit de Atención y con Hiperactividad (TDAH), pues en su momento la presidenta de la Asociación Mexicana por el Déficit de Atención, Hiperactividad y Trastornos Asociados, Adriana Pérez De Legaspi dio a conocer la enorme habilidad de estos individuos, pues estudios realizados revelan que un joven de 14 años con este padecimiento puede robar un auto en menos de un minuto.

“La carencia de detección y diagnóstico tiene consecuencias nefastas, brutales, no solamente para el paciente, sino que también para la sociedad", aseveró.

60% de los pandilleros son menores

En tanto, la PMP registra la identificación de 34 pandillas, de las cuales, el 60% de los integrantes son menores de 13 a 18 años de edad, el resto cuenta con 28 años en promedio. 

El director general de la corporación, dijo que estos grupos representan un problema social para las familias de las colonias populares donde están ubicados, ya que se registran casos en los que agreden físicamente a los transeúntes. 

“Los llamo grupos que alteran el orden público y no precisamente pandillas. Lo más común que hacen, es caer en faltas administrativas como ingerir alcohol en la vía pública, escuchar música con alto volumen, robo o agresiones físicas, éste último es cuando pasa un vecino le piden que les invite una bebida embriagante y de no acceder los agreden”, puntualizó. 

Para inhibir el índice de pandillas, así como la afiliación a éstas, cuyos nuevos integrantes principalmente son menores de edad, las autoridades trabajan en la orientación al cambio de conducta, así como la inculcación de valores. 

Los trabajos son realizados por los grupos de participación ciudadana, o cuando los familiares o el propio menor acude en ayuda de los diferentes centros de apoyo, ya sea en el sector salud o policíaco.