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Unos 200 kilómetros de litoral, está totalmente desprotegido. (Cortesía/SIPSE)
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Ernesto Neveu/SIPSE
CHETUMAL, Q.Roo.- Al menos ocho embarcaciones con motores fuera de borda fueron ubicadas por pescadores cooperativistas en la zona de veda de caracol rosado en Banco Chinchorro. Son cerca de 30 pescadores furtivos que continúan saqueando el molusco en peligro de extinción, por lo que el presidente de la Cooperativa Langosteros del Caribe, Jaime Medina Flores, buscará junto con otras organizaciones, ampliar la zona de restricción, pues desde Punta Herrero hasta Bacalar Chico, unos 200 kilómetros de litoral, está totalmente desprotegido.
 
A tan sólo unos días de que el delegado de la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca), José Manuel Cárdenas Magaña, afirmó que el ilícito iba a la baja gracias a la intervención de la Armada de México y personal de la propia dependencia federal, los trabajadores del mar advierten de nuevas incursiones de pescadores furtivos que pescan a toda hora.
 
“Estamos viendo la posibilidad de ampliar la zona de veda, porque exclusivamente se enfocó la veda a Banco Chinchorro y eso nos afecta, porque todo lo que es de Punta Herrero a Bacalar Chico está desprotegido, entonces estamos proponiendo que también se decrete la prohibición en esa zona para que quede bien protegido Banco Chinchorro. Pero la veda no ha dado gran resultado. Ya le enviamos un oficio al comisionado y quizás haga una visita en breve a Quintana Roo. Entonces le plantearemos la ampliación de la zona de veda”.
 
Pero un punto importante tocado por Jaime Medina Flores es que, por más que la Conapesca o la Marina hagan esfuerzos, el marco jurídico no ayuda de gran manera, pues la ley establece que para poder encarcelar al pescador furtivo es indispensable sorprenderlo en flagrancia, pues de otra manera se toma como una falta administrativa, que implica alguna multa y, en todo caso, el decomiso de vehículos.  
 
Otro asunto que inquieta a los pescadores organizados, es que la veda de cinco años, aplicable desde noviembre del año pasado, sólo aplica en Banco Chinchorro, mientras que en el resto del litoral, y si los furtivos sacan el caracol en la zona de veda pero los sorprenden en tierra, tampoco pasa nada.
 
“Son ocho embarcaciones y como 30 personas. De esta gente, el que menos ha caído en manos de la justicia ha sido 25 veces. A cada rato los agarran, los meten a la cárcel un rato, pagan su fianza y se van. Según nos decían en la Procuraduría General de la República, mientras no haya denuncia, estas personas seguirán entrando y saliendo. La Sagarpa o la Conapesca es la que debiera denunciar y dar seguimiento a los reincidentes para que sean castigados como se debe. Pero sus áreas jurídicas están muy ocupadas”.   
 
El problema del furtivismo en aguas del Caribe no es nada nuevo, y en estas mismas páginas publicamos hace dos semanas las declaraciones del delegado de Conapesca, en las que afirmó que este problema iba sensiblemente a la baja y que, incluso, el caracol rosado comenzaba una pequeña y lenta recuperación en la zona de Banco Chinchorro, lo que resulta totalmente ajeno a las afirmaciones de uno de los representantes de los hombre que, prácticamente, viven en altamar y dependen de la supervivencia del preciado molusco para mantener su economía.
 
Por lo pronto, la dirección de la reserva apoyó a los pescadores para la pesca de fondo, como huachinango, que no se ha aprovechado mucho, y el equipo será entregado una vez que la cooperativa cuente con todo lo necesario. La ventaja en esto es que no hay cuota de captura y esta especie es sumamente apreciada, por ejemplo, en Yucatán y Veracruz.

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