Payaso Zazá llega a Cancún a contar inquietante historia

Esta obra pretende que los adultos se reencuentren con su cómico interno.

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¡Jaleo Zazá!, resulta un inquietante y lúdico proyecto escénico que cuenta con dos versiones. (Alejandra Flores/SIPSE)
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Alejandra Flores/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Con un público atento y dispuesto a ser parte del espectáculo, se presentó en el Teatro 8 de Octubre, la puesta en escena ¡Jaleo Zazá! con el actor Daniel “Gallo” Gutiérrez.

Especialista en teatro clown y dispuesto a crear junto con la audiencia, Daniel Gutiérrez cuenta la inquietante historia de  Zázá, “un loco hambriento por jugar” y quien está, además, “inmerso en un tremendo dilema: “jugar o comer”. 

Para Daniel “Gallo”, esta puesta en escena es un recordatorio,  “un viaje hacia la tremenda e inevitable necesidad de no olvidar el arte de jugar. Jugar es parte vital de nuestro origen. El juego del universo, el juego de la vida, el juego de los sabores, el juego de los juegos que son parte del nuestro privilegio humano: crear lo inexistente”.

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Zazá, afirma el también experto en diseño gráfico, “todo el tiempo está jugando”, ¿no se toma nada en serio?, preguntamos. Entonces surge un “No” rotundo. Al contrario: todo lo hace con la fuerza del corazón porque, aunque siempre falle, lo intentará de nuevo una y otra y otra vez.

Para el cuenta cuentos oficial de los sábados a las 5 de la tarde en la librería, “el arte del payaso, simplemente nos muestra distintas facetas: la ternura, la vulnerabilidad, la inocencia. De hecho todos somos payasos involuntariamente.”

“¿Qué es serlo para mí? Payaso es ser uno mismo, no creas ningún personaje, eres tú mismo mirándote en el otro. Claro, el payaso tiene una presencia estridente que llama mucho la atención y justo por eso les encanta a los niños. El universo que ellos están descubriendo es una locura y cuando, de pronto, encuentran a un payaso que es exactamente como ellos: torpe, tierno, vulnerable sin poses de nada, auténtico y libre, mejor aún.

“Somos como un bebé que quiere ser abrazado, amado con todos sus triunfos y derrotas desde la cuna o la carriola. Y los adultos somos exactamente igual, con la gran diferencia de que siempre tratamos de mantener la cordura, ocultar nuestros fracasos con tal de evitar el ridículo, y el ridículo es justamente la filosofía del payaso: saber reírse de uno mismo y tan tan.

Daniel Gallo tiene un brillo particular, su palabra es justa cuando explica que “para el payaso no existe la cuarta pared”, así que el hecho de que no haya fronteras, “es una provocación maravillosa para jugar junto con el público arriba o abajo del escenario, o bien haciendo teatro callejero”.

¡Jaleo Zazá!, resulta un inquietante y lúdico proyecto escénico que cuenta con dos versiones, una para adultos, y otra para niños. Ésta última se realizará el domingo con función en el Teatro 8 de octubre, en punto de las 12 horas.

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