Persecución policiaca, acierto que causó temor

El reloj marcaba las seis con veinte minutos, afuera de la habitación la tarde se negaba a sucumbir ante la claridad del día...

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El reloj marcaba las seis con veinte minutos, afuera de la habitación la tarde se negaba a sucumbir ante la claridad del día, a pesar de que en el cielo se dibujaban nubarrones oscuros que amenazaban lluvia. La tranquilidad de pronto se cortó con el sonido inconfundible de múltiples detonaciones de armas de fuego, una tras otra en minutos que parecieron eternos y que sembraron el temor entre los vecinos del fraccionamiento.

¡No te asomes! Fue la primera recomendación. Luego las preguntas obligadas se dejaron venir, seguidas del estridente sonido de los disparos. ¿Qué estará pasando? ¿Es dentro o fuera del fraccionamiento? El ruido de patrullas nos dio la certeza de que la policía tenía alguna relación con el tiroteo. Al menos diez detonaciones alertaban de la magnitud de la escena.

Luego las armas enmudecieron y los vecinos empezaron a salir de sus casas. Fue atrás, por la avenida Huayacán dijo uno. No, por el tecnológico replicó otro. Pero se escucharon muy cerca- y en eso coincidieron todos. Y así como habían salido, uno a uno se guardaron pronto en sus domicilios, esperando quizá enterarse más tarde a través de las redes sociales.

Y como ya es costumbre, cada que algo grave sucede en esta ciudad, la pregunta oficiosa de ¿alguien sabe algo? tuvo respuesta inmediata. Claudia de la Rosa aseguró que las detonaciones habían sucedido en la entrada de Bonfil. Otra persona aclaró que los hechos se habían suscitado en un restaurante de mariscos del bulevar Colosio. Media hora después alguien subió a un portal un video de escasos segundos de duración en el que se veía el despliegue policiaco para cercar a los delincuentes en un tramo de la Huayacán, muy próximo, a escasos quinientos metros del fraccionamiento donde el ruido de los disparos cortó la tranquilidad de la tarde.

Por medio de Facebook, Novedades de Quintana Roo dio cuenta minutos después del suceso: “Al momento, se reportan detonaciones de arma de fuego en una marisquería de Bonfil. Elementos municipales persiguen a los presuntos responsables hasta la Avenida Huayacán”. Tenían razón todos quienes previamente opinaron sobre los hechos. Del asombro de la velocidad con la que las redes sociales se convirtieron casi de inmediato en corresponsales de la noticia, se pasó a la congratulación por la rápida respuesta de los cuerpos policiacos que por esta vez no permitieron, al menos, la impunidad del crimen.

Y esa reacción policiaca, que culminó en una peliculesca persecución que obligó a los agentes del orden a repeler la agresión de los presuntos sicarios, fue la variante que a pesar del temor de los disparos y del riesgo de que alguna bala perdida impactara a automovilistas o vecinos del rumbo, la que hoy se debe destacar. La coordinación espontánea o por mandato se impuso y el resultado es el que Cancún reclama a gritos.  La comisión de los delitos se inhibirá en la medida que los distintos cuerpos policiacos sean capaces de cumplir con su misión, no desfilando por la ciudad ni desplegando operativos de revisión vehiculares que además resultan inconstitucionales.

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