Annabelle, una película que te sacará un susto

La precuela es mejor que la cinta original con algunos buenos momentos.

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Las actuaciones son creíbles destacando las niñas Talitha Bateman y Lulu Wilson. (Contexto)
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Por Rafael R. Deustúa

Asustar no es fácil, menos en estos tiempos que las audiencias consumen tantas obras audiovisuales de todo tipo, pero no es una tarea imposible. “Annabelle: La creación” emplea todos y cada uno de los clichés de películas de terror por lo que parecería que toda la cinta es predecible -algunas cosas lo son- pero el director usa los trucos con tal maestría que nos envuelve y nos brinda un buen rato.

En los años cincuenta unas niñas y la monja que las cuida se mudan a la casa de los Mullins  tras el cierre de su Orfanato. Es una mansión aislada y antigua donde les piden no hacer ruidos que molesten a la reclusiva señora Mullins, ni que entren a una habitación -cerrada con llave- que era de la fallecida hija de ellos. Las chicas ignoraban que doce años antes una presencia maligna asoló la casa y que su visita la despertará.

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Cómo filme individual el libreto del conjuro es más interesante que las antiguas películas de horror de psicópatas con sierras de cadena, aunque sigue siendo sencillo y predecible. Su riqueza está en los detalles que lo vinculan con la franquicia surgida de “El Conjuro” para crear toda una mitología de terror, por lo que será magnífico para los seguidores de esa serie y quizá sólo bueno para quienes no.

La sencillez y predictibilidad las aprovecha el director David Sandberg para jugar con ellas y sorprendernos. Por ejemplo sabe que un espacio oscuro en la pantalla atraerá nuestra mirada, pues esperamos que algo aparezca ahí y alarga la escena para crecer la tensión antes de asustarnos con algo que viene de otro ángulo. Usa el truco varias veces y cada vez caemos, lo que demuestra que en cada ocasión sabía a donde miraba su audiencia... el problema es que a veces esa maestría para crear el momento termina en solo un “sustito” que demerita lo que se trabajó para conseguirlo.

Las actuaciones son creíbles destacando las niñas Talitha Bateman y Lulu Wilson, aunque Anthony LaPaglia, Miranda Otto y Stephanie Sigman no se quedan atrás.

El diseño de producción es muy bueno, para ambientarnos en cada época con facilidad y usado, como en otras entregas de la franquicia, para darnos un entorno lo suficientemente familiar como para relacionarnos y lo suficientemente desconocido como para que albergue miedos. Es más sencillo creer que un demonio habita una muñeca de porcelana en casa de los abuelos a que saldrá de la pantalla.

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