Edgar Olavarría/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Pese a que el embate de la violencia del crimen organizado no ha recrudecido como en otras ciudades del país, el obispo de la prelatura Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, calificó como lamentable y penosa la situación de inseguridad que prevalece en el destino, que lejos de terminar por “reacomodar” a grupos delictivos, repercute directamente en la paz social y no sólo afecta a quienes estén vinculados a ello, sino también a personas ajenas e inocentes, situación paralela a la falta de valores y desintegración familiar que propicia la violencia en los hogares de Cancún, motivo por el cual la Iglesia Católica llevará el evangelio a la periferia y las calles de este centro vacacional, con el fin de fomentar valores y el credo religioso.

“Es muy penoso, muy lamentable, muy triste que sufran los civiles y los familiares, eso es lo más traumático, dramático y doloroso, no se puede tolerar, aceptar y acostumbrar, seguiremos luchando y tenemos que luchar con todos los recursos, nosotros como iglesia el recurso espiritual de la ayuda, protección, fe y confianza en Dios y la Santísima Virgen de Guadalupe”, refirió Monseñor.

También te puede interesar: Cancelan desfile conmemorativo por inseguridad

De acuerdo al Obispo la inseguridad e incremento de los índices delictivos inició con la transición de Gobierno y con el “reacomodo” del crimen organizado, esto debió de ser transitorio y haber concluido, sin embargo, ahora no sólo le exige a las autoridades honestidad, sino también a medios de comunicación la difusión de la violencia apegada a la realidad, lejos de querer simular que aquí no ocurre nada.

Retomó que en el marco del aniversario de los 100 años de las apariciones de la virgen de Fátima, la Iglesia Católica busca orar por la paz del mundo y los fieles católicos de Cancún deberán de unirse para hacerlo por la ciudad, por sus corazones y hogares.

“Especial atención a los migrantes, los pobres, a los que están con algún sufrimiento o enfermedad, en las cárceles, la gente más lastimada, necesitada y marginada, somos un país muy rico en valores, culturas y jóvenes, tenemos retos enormes y poner cada uno lo que corresponde para lograr una sociedad más justa, fraterna y en paz, para que no se siga deteriorando el tejido social”, manifestó el Obispo.