Javier Ortiz/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- El equipo de producción de una televisora alemana, visitó la cooperativa de miel Kabi Habin, de la comunidad de Blanca Flor, para difundir el procedimiento de producción de miel orgánica y el medio ambiente en que se desarrolla, ya que ese país se ha convertido en el principal consumidor de la miel orgánica que se fabrica en el municipio de Bacalar.

Agripino Rodríguez Morales, presidente del Consejo de Vigilancia de la SPR Kabi Habin, señaló que de acuerdo con los comunicadores, la intención es mostrar al telespectador alemán la forma en la que se produce la miel en el municipio de Bacalar y el procedimiento que llevan a cabo para obtener el producto.

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Indicó que uno de los temas que más interesó a la prensa extranjera, fue el riesgo que corre esta actividad por la posibilidad de plantaciones de semillas transgénicas y de su impacto negativo al medio ambiente y a la salud pública, hecho que podría acabar con esta milenaria actividad.

Lucha contra Monsanto

Recordó que de manera conjunta con productores apícolas de Campeche y Yucatán, se está buscando que se anule el permiso que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), extendió a la trasnacional Monsanto para la siembra de 253 mil 500 hectáreas de soya transgénica en un polígono que contempla varios pueblos de la península.

Subrayó que de acuerdo con estudios que se han realizado, determinaron que la apicultura es uno de los cultivos que de manera inmediata y directa sufrirían las consecuencias de la deforestación que implica la siembra de las grandes extensiones de soya, como lo autorizó el gobierno federal.

Abundó que desde el momento en el que la abeja recolecta el néctar y polen de la flor de la soya transportará polen transgénico a la colmena y es cuando comienza el proceso fatídico, pues a su vez pasa a la miel, de tal modo que en los contenedores aparecen con polen transgénico, que sin duda será detectado en laboratorios donde se comercializa el producto, que a la larga exterminaría una actividad de la que viven varias poblaciones de Bacalar.