Quintana Roo es una de las entidades donde el PRI tiene una carga de desprestigio mucho mayor, al nivel de Nuevo León y Veracruz. Su prolongada estancia en la gubernatura lo hizo acumular todo tipo de tumores malignos, y pese a ello tenía todo para permanecer en la silla grande si aceptaba abrir el proceso para incluir a Carlos Joaquín González en la lista de precandidatos que tuvo a Mauricio Góngora Escalante como vencedor destinado a la catástrofe.

Los priistas quintanarroenses no saben cómo desenvolverse como oposición, tan acostumbrados a obedecer con proclamado servilismo a su gobernador, tal como hicieron con Roberto Borge cuyos arrebatos y fobias llevaron al ex partidazo a la derrota más increíble y dolorosa de todos los tiempos, ya que fue acompañada por su desalojo en alcaldías tan suyas como la capitalina y por la pérdida del Congreso local.

En su desgracia, los priistas deben agradecer las brutales limitaciones de panistas y perredistas que no pueden consolidar figuras competitivas rumbo a la cita con las urnas en 2018. Pero aun así el panorama es muy adverso para los tricolores porque carecen de una agenda inteligente que los coloque en zona de competencia.

Los priistas que permanecen fieles a su partido deben comprender que su derrota en los comicios del cinco de junio de 2016 fue consecuencia de decisiones infantiles en su altar mayor; porque el gobernador Roberto Borge impulsó una estrategia suicida que ningún antecesor abrazó porque su prioridad consistió en preservar en el poder al astuto grupo gobernante, triturando a los candidatos cancunenses improvisados por el PRD como hicieron Mario Villanueva, Joaquín Hendricks y Félix González Canto.

Hasta hoy los priistas no han enviado señales de posibles candidaturas desafiantes, comenzando por el municipio capitalino donde tienen todas las condiciones para competir, dependiendo de los contendientes del PAN y Morena.

Los priistas pueden competir en pocas zonas –bienvenidos a su devastadora realidad–, y la capital del estado emerge como su posición por excelencia, ajena al poderío del Verde Ecologista que se ha consolidado en Cancún y Puerto Morelos.

La segunda posición donde los priistas pueden competir se las sirvió el PAN en Cozumel, gracias a las locuras de su alcaldesa Perla Tun Pech.