Redacción/SIPSE
KANTUNILKÍN, Q. Roo.- En la visita que realizan los turistas de diferentes partes del mundo, es una obligación de que tienen que participar en una purificación mediante rezos y quema de copal o también conocido como incienso para neutralizar cualquier efecto negativo al visitar las bellezas naturales del poblado de Pac-Chen.

Durante la ceremonia un sacerdote maya reúne a los visitantes alrededor de un altar que representa los cuatro puntos cardinales, se les hace una cruz a cada persona con el humo del copal para pedir a los espíritus que los protejan durante su visita específicamente en el cenote, y pedir que los visitantes regresen con bien a sus lugares de origen y nos visiten en otra ocasión.

El altar es una mesa cuadrada, los lados representan los puntos cardinales. Con maderas flexibles se instalan arcos decorados con hojas que simbolizan al sol, la luna y a los planetas. En general los altares son perecederos y la tradición demanda que sean destruidos, después de realizar el ritual, tal vez para protegerse de la inquisición católica o tal vez para representar la renovación cíclica de los mayas.

También, existen altares dentro de la caverna, estos adoratorios son de piedra labrada, en ellos se coloca algún ídolo que representa a un dios o a un espíritu que es el dueño y vigilante del lugar; el ídolo de piedra o barro puede estar complementado para la quema del copal.

Estos altares eran cuidados y protegidos, ya que no cualquiera podía visitarlos, sólo un grupo reducido de sacerdotes y místicos capaces de confrontar a las fuerzas del inframundo. Para los sacerdotes mayas de esa zona, los cenotes son lugares sagrados donde habitan los aluxes, seres a los que podemos perturbar con nuestra presencia.