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Redacción/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- El Día de Muertos es clave para entender nuestras tradiciones, por ejemplo, en Michoacán los pueblos purépechas que rodean el lago de Pátzcuaro y la isla de Janitzio, realizan un característico ritual de velación, por otra parte en la Ciudad de México, es común ver el desfile que se lleva a cabo desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo.

Aquí te presentamos una lista de diferentes sitios en nuestro país, que han hecho de esta celebración, un momento inolvidable.  

Michoacán 

En la localidad de Jarácuaro,el Templo de San Pedro y en la Capilla de la Natividad se visten de adornos. En los costados se colocan ofrendas, puestos de comida donde se venden ponche y tamales y el escenario en el que se lleva a cabo la Danza de los Viejitos (T’arche Uarakua), que forma parte de las danzas huehues.

Huaquechula

Ubicada a 45 kilómetros de la ciudad de Puebla, esta localidad es reconocida por los hermosos altares que se instalan el 1 y 2 de noviembre. El estilo ornamental de los altares es una fusión de la tradición prehispánica de la región con el Jueves Santo, dándole un colorido predominantemente blanco.

Los más destacables son los de “cabo de año”, dedicados a aquellos que murieron los meses previos al Día de Muertos. Se trata de estructuras piramidales de entre tres y cuatro niveles colocados en los recibidores de las casas y representan  el mundo terrenal, el cielo y la cúspide celestial, con la presencia de un crucifijo.

Los distintos niveles están soportados por columnas de estilo barroco estípite y es posible observar en ellos un espejo, figurillas de los “lloroncitos”, “alfeñiques” de azúcar, pan de muerto y hojaldras pringadas de ajonjolí tostado.

 A las dos de la tarde del 1 de noviembre suenan las campanas del templo, anunciando la llegada de los muertos los cuales son guiados por caminitos de flor de cempasúchil. Las ofrendas se sahúman con copal e incienso y se abren las puertas de las casas. Por la tarde continúa la procesión callejera de visitantes, pero en la noche es cuando se acrecienta el mágico efecto lumínico al interior de los hogares. Los deudos-anfitriones, entre el dolor de la pérdida y el orgullo de presentar el magnífico altar, ofrecen chocolate con pan hasta bien entrada la noche.

Huasteca Potosina

En la parte oriental de San Luis Potosí, la fiesta de los muertos se llama Xantolo. Es la festividad es la más importante de la zona, pues representa la sagrada reunión de los vivos con sus antepasados, así como el verdadero sentido de la existencia.

El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, se hace una velación con rezos y alabanzas y se inciensan las imágenes y el altar, la cual continúa toda la noche. Los teenek (comunidades indígenas de la región) acompañan las ofrendas con algunas piezas que se tocan para la Danza de la Malinche. Por otro lado, el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre), en las comunidades de los teenek y nahuas, se acostumbra llevar ofrendas y flores a los panteones. Se cree que las ánimas de los difuntos permanecen todo el mes, por ello el último día de noviembre se renueva la ofrenda y se adorna el Pulich (o altar) con frutas y flores para despedir a los difuntos.

Ciudad de México

La Ciudad de México se llena de colorido esta temporada, desde las jardineras de Paseo de la Reforma adornadas con flor de cempasúchil hasta los museos donde se colocan ofrendas. Uno de los mejores lugares para vivir la experiencia del Día de Muertos es el Barrio Mágico de Mixquic, situado en el extremo sureste de la capital mexicana, donde el panteón de San Andrés es el escenario principal.

En los días 1 y 2 de noviembre, las tumbas se visten con flores, calaveras de azúcar y algunos platillos en honor a los fieles difuntos. Durante estos días hay música, concursos de calaveras y un cortejo fúnebre. 

Otros lugares en la gran capital que vale la pena visitar en estas fechas son Ciudad Universitaria, aquí se coloca una  megaofrenda, la cual abre al público días antes del día de muertos; el Museo Dolores Olmedo, en Xochimilco, que desde hace 20 años exhibe magníficos altares que brindan un homenaje al trabajo artesanal de México; y, para los niños, el Parque Ecológico Xochitla, cerca de Tepotzotlán, Estado de México, donde hay varias actividades como conciertos, obras de teatro y concursos de disfraces.

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