‘Se hace mucho tráfico y no hay otra forma de llegar’

Trabajadores viven a diario un viacrucis para trasladarse a su centro de trabajo en la zona hotelera, debido a las obras de rehabilitación en el puente Bojórquez

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El puente Bojórquez se ubica en el kilómetro 4.5 del bulevar Kukulcán. (Israel Leal/SIPSE)
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Stephani Blanco/SIPSE
CANCÚN, Q.Roo.- Manuel Cázares Díaz es un hombre de 30 años de edad que diariamente se levanta como a las siete de la mañana para prepararse e ir a trabajar, pero el pasado viernes fue uno de esos días en los que el despertador no sonó y entre prisas tuvo que salir de su casa. 
 
Se encontraba molesto porque no llegaría a tiempo a su trabajo, antes lo hacía en 15 minutos pero desde hace tres meses ya no lo puede hacer porque tiene que lidiar con las reducciones de carriles por las obras de remodelación del puente Bojórquez en el kilómetro 3 del bulevar Kukulcán. 
 
Si bien le va y el tráfico sólo afecta hasta un kilómetro, tardará una media hora en llegar. “Ya van varias ocasiones que llego tarde a mi trabajo pues siempre se hace mucho tráfico y no hay otra forma de llegar”.
 
Manuel  trabaja en un hotel, entra a las nueve de la mañana y tiene que salir desde las siete y media, cuando antes lo hacía a las ocho y media. 
 
Así como él, Ángeles Uibac sale de su casa media hora antes para poder llegar a su trabajo en el hotel Krystal, pues nunca sabe cuándo pueda encontrar tráfico. “Hay veces que sí hay mucho y otras en la que llego temprano, no se sabe”, mira preocupada el reloj, ya lleva aproximadamente 20 minutos y no se ha logrado avanzar mucho.  
 
Se tiene previsto que las obras terminen el próximo viernes, de acuerdo a Gabriel Chavarría Andrade, delegado del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur). 
 
José Sánchez Ruiz es trabajador de la obra y a diario ve los problemas que causa la reducción de los carriles. “Los fines de semana es cuando menos tráfico hay, pero entre semana sí hay mucho”. 
 
Los elementos de Tránsito y la Policía Turística tratan de poner orden en las llamadas “horas pico”, que son en las que más se sufre, ya que se congestiona y las personas comienzan a desesperarse. 
 
Todos los días, Manuel, Ángeles y conductores de autos particulares y de autobuses urbanos tienen que vivir el caos vial.

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