Tal vez por eso

Tres noticias aceleraron los ánimos preelectorales en Quintana Roo: la declaración del secretario de Hacienda...

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Tres noticias aceleraron los ánimos preelectorales en Quintana Roo: la declaración del secretario de Hacienda, Juan Vergara, en torno a su posible participación en el proceso del 2018; el nacimiento de un partido aparentemente vinculado al poder, así como el debate en el Congreso acerca de la reforma electoral, lo cual aclara tiempos, formas e intereses.

Las tres provocaron reacciones en un contexto de suspicacias por hechos poco transparentes: licitaciones, campañas de desprestigio, alianzas, desbandadas y aparición de seudo independientes. El panorama se enturbia, aunque no fue esa la promesa de los nuevos gobernantes ni coincide con el reclamo de la ciudadanía, cansada de simulaciones.

Tal vez por eso hombres y mujeres del gabinete estatal han confesado ya sus aspiraciones, con el riesgo de no cumplir sus tareas, afectando el desempeño de su jefe, el gobernador. Ello, cabe enfatizar, antes del primer informe de gobierno, cuando más unión y eficiencia se requieren.

Tal vez por eso las campañas de desprestigio contra presidentes municipales (entre ellos Remberto Estrada, de Benito Juárez), secretarios de gobierno o directores de área, quienes tendrían posibilidad de ser reelectos o buscar un cargo a la medida de sus proyectos futuros. Como es lógico, los rumores malintencionados intentan perjudicar no solo la imagen de la autoridad “bajo fuego”, sino limitar su actuar. De lograrlo, redundaría en la pérdida de prestigio y ganarían los patrocinadores de la artimaña.

Tal vez por eso desde las cúpulas se dé ventaja solo a algunos. No hay piso parejo. Desde los órganos de difusión promueven a diputados con chance de participar o alineados, a ciertos funcionarios por su linaje, a líderes de partidos poco díscolos y a empresarios –amigos o socios– que podrían incursionar en la política. Otros han sido callados por no supeditarse o perseguir fines ajenos.

Tal vez por eso la correlación de fuerzas se desarrolle de manera atípica: Morena aglutina a valientes que han decidido fijar pronta postura; el PRI se rearma con dos o tres “salvados” de la última gran derrota; el Verde Ecologista aplica una limpieza a fondo para analizar a sus probables aliados, y ese nuevo partido, Confianza por Quintana Roo (PCQ), sin lazos con PAN y PRD, supuestamente en el gobierno.

Tal vez por eso el gobernador Carlos Joaquín no es militante de ninguno.

Su adherencia fue cuestionada a manera de presión, pero no tenía motivos si conocía lo que venía; es decir, una opción fresca, sin ataduras del pasado y con los mejores seleccionados a bordo. Eso, en caso de que sea suyo o al menos de su interés, como se ha dicho. Con todo y las polémicas de los subordinados, el mandatario conserva altas aprobaciones y, por lo tanto, le convendría sacudirse los lastres, apostando por “lo nuevo”.

Tal vez por eso el escenario es tan incierto como peligroso rumbo a los primeros informes, después de los cuales se allana el camino para los comicios del próximo año. No cesan las maniobras con ambiciones desmedidas, que amenazan la estabilidad.
El ciudadano permanece atento y se expresará.

Desorbitado

Lectores de un texto anterior de mi autoría, titulado “Nos consumimos Quintana Roo” y publicado en este mismo espacio, pidieron pruebas contundentes del cambio climático y el calentamiento global.

Recientemente el Conacyt divulgó un estudio con el cual advierte que el Caribe mexicano resentirá en el nivel del mar y la temperatura en eso que, para muchos, es ciencia ficción. El incremento del nivel de agua sube tres milímetros por año y, para el 2020, se espera el aumento de la temperatura de casi dos grados centígrados.

Otro: el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua advierte que una mayoría de la población de nuestra zona maya padece falta del vital líquido. Sequía y plagas son dos muestras de ese cambio.

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