“Tenía un corazón humano y sensible, era un guerrero…”

El cuerpo del sacerdote fue trasladado vía aérea a la iglesia de Corpus Christi, en Cozumel para ser velado.

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La misa de exequias fue celebrada por el obispo de la Prelatura Cancún- Chetumal. (Harold Alcocer/SIPSE)
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Paloma Wong/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.-  Más de 300 personas entre sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosas y fieles arribaron a la parroquia de Nuestra Señora de María Auxiliadora para dar el último adiós al Legionario de Cristo, Javier Orozco Camarena, pues sus restos descansarán en la iglesia de Corpus Christi, en Cozumel. 

La misa de exequias fue celebrada por el obispo de la Prelatura Cancún- Chetumal, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, en compañía del obispo emérito Jorge Bernal Vargas y otros curas de la capital del estado, quien durante la homilía hizo una breve reseña de las acciones de Orozco Camarena. 

“Tenía un corazón humano y sensible, era un guerrero que lucho hasta el último momento. Ayer (el martes) en la mañana me hablo para afinar los detalles para celebrar sus 50 años de ordenación sacerdotal, principalmente porque llegaba el cardenal de Yucatán, pues estaba emocionado y entusiasmado como todos sus proyectos que hacia. Tenia la ilusión de su misa aquí en esta iglesia, pero quien se iba a imaginar que se adelantaría la celebración litúrgica”, comentó. 

Recursos para contrucción de iglesias

Monseñor explicó que el padre Javier Orozco llevaba 42 años en Quintana Roo, 20 dedicó a Cozumel y el resto a Chetumal, entre ambos logró conseguir los recursos para construir cuatro iglesias (entre ellas Nuestra Señora de María Auxiliadora) y ordenó a siete sacerdotes, que aún siguen vigentes. 

Una de las experiencias que marcaron la vida sacerdotal del cura fallecido, y que la mayoría de los chetumaleños tendrán como recuerdo fue su apoyo durante y después del paso del huracán Mich, en octubre de 1998, pues el se encargo de buscar víveres y apoyo económico para los afectados. Desde ese entonces se dedico a estar al pendiente del paso de los huracanes y cada año agradecía al Señor por una temporada sin pérdidas humanas. 

Tras la celebración litúrgica, el cuerpo fue trasladado vía aérea a la iglesia de Corpus Christi, en Cozumel para ser velado, y a las 18 horas será llevado a su última morada, que es en la misma parroquia. 

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