Un dictador en el Sutage

Hace unos días un compañero periodista dio a conocer otro caso de insensibilidad del líder del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado...

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Hace unos días un compañero periodista dio a conocer otro caso de insensibilidad del líder del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (Sutage), Roberto Poot Vázquez, quien desde hace por lo menos dos años debió haber dejado la dirigencia de la agrupación sindical, pero emulando a los viejos sátrapas que se enquistaban en el poder por décadas, se aferra a un jugoso hueso del que ha sabido sacar mucho provecho.

Enriquecido a través de todo tipo de trampas y triquiñuelas, Poot Vázquez ha hecho caso omiso a las solicitudes de una humilde señora cuyo esposo perdió la vida hace dos años cuando laboraba en la Secretaría de Infraestructura (Sintra), para que le entregue el importe que le corresponde para cubrir los pagos funerarios de su ser querido.

A pesar del tiempo y de las múltiples ocasiones en que la señora ha abordado al dirigente para que cumpla con una obligación que está plasmada entre las conquistas sindicales de los trabajadores del Sutage, Poot Vázquez solamente se burla de la humilde viuda con la misma intensidad en que se arrodilla ante los poderosos.

Las historias de corrupción de este personaje son conocidas por todos los trabajadores del Gobierno del Estado, entre las que se cuenta la contratación de empleados fantasmas, cuyos salarios van a parar a las bolsas del “líder”, quien de esta y otras maneras se ha hecho rico atentando contra los derechos de sus propios agremiados.

Poot Vázquez es uno de los últimos cómplices de las anteriores administraciones que todavía tiene un cargo político de importancia, al cual las autoridades estatales deberían pedirle cuentas y así conocer las graves irregularidades que existen en el seno del sindicato más grande del Gobierno del Estado.

Pero antes de llamarlo a cuentas, Poot Vázquez deberá responder a la humilde viuda del ex trabajador de la Sintra que con lágrimas en los ojos cuenta los desprecios que ha sufrido de quien se supone está para defender a los agremiados sindicales y no para humillarlos.

Sujetos de esta calaña no tienen nada que hacer en la actual administración estatal; él forma parte del reciente pasado de corrupción que aún es un lastre pesado para el nuevo gobierno. No se necesita hacer una investigación tan minuciosa para conocer las numerosas y graves irregularidades cometidas por este dirigente y su camarilla de incondicionales.

Entre esas anomalías está el hecho de que se reeligió violando los estatutos del sindicato al formalizar una asamblea a modo, con la finalidad de seguir usufructuando todo tipo de prebendas, sin que esto repercuta en mejoras sustanciales para los agremiados de la agrupación.

Estas viejas costumbres corruptas deben erradicarse de raíz; los quintanarroenses estamos cansados de dirigentes espurios que sólo ven por sus intereses políticos, de sus amigos y familiares, olvidándose de humildes trabajadores que piden que se cumplan los estatutos del sindicato y no se violen sus derechos gremiales.

Negarle a una viuda su derecho a contar con el recurso económico que por ley le corresponde para sufragar los gastos funerarios de su esposo, va más allá de la incomprensión, indiferencia y falta de humanidad. Hay palabras más fuertes para calificarlo, pero por respeto a nuestros lectores no puedo pronunciarlas.

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