Viaje a los poblados casi olvidados de Bacalar

David Gustavo Ruiz, El Cedralito, Sinai, Otilio Montaño, El Gallito y Melchor Ocampo son comunidades pobres, casi fantasmales.

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El Sinai, una de las comunidades de Bacalar, que luce desierta. (Omar Capistrán/SIPSE)
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Omar Capistrán / SIPSE

BACALAR, Q. Roo.- Ante la marginación en que se encuentran y la falta de comunicación con la cabecera municipal, cada vez son más los habitantes que abandonan los poblados más lejanos de Bacalar buscando mejores oportunidades en la capital o la zona norte por lo que sus habitantes corren el riesgo de convertirse en “pueblos fantasma”.

Novedades Chetumal realizó un recorrido desde David Gustavo Ruiz, pasando por El Cedralito, Sinai, Otilio Montaño, El Gallito y Melchor Ocampo, esta última a 75 kilómetros del pueblo mágico, y corroboró también que gran parte de los habitantes desconocen que se avecina un nuevo proceso electoral.

Los animales de granja en la calle

En el punto más lejano visitado, Melchor Ocampo, es común apreciar a los animales de granja en la calle, como fue el caso de “chanchita”, puerca en visible estado de desnutrición que según su dueña, María Salinas Puc, es imposible alimentar en buena forma ante la falta de granos o dinero para comprarlos; la escena se repetía a lo largo del poblado en donde los cerdos hacen las veces de perros, tirados en banquetas o las entradas de las casas, no obstante, el poblado luce sumamente limpio.

En este lugar, ubicado a 75 kilómetros de la cabecera municipal y con hogares construidos en su mayoría de guano y al cual hay que llegar atravesando una carretera estrecha, cuya visibilidad hacia los lados es de selva durante casi todo el trayecto, el representante de las autoridades, el comisario Julián García García, fue rotundo al indicar que los pobladores se han acostumbrado a vivir con lo poco que tienen, algunos animales de granja como gallinas y puercos, un par de hectáreas para sembrar maíz, chile y frijol, todo para el autoconsumo.

"La comunidad pasó a ser parte del municipio de Bacalar aunque a nosotros no nos ha beneficiado en mucho, nos pavimentaron una callecita y eso es todo, casi no queda gente porque se van buscando mejores oportunidades hacia la capital o de plano a la zona norte del estado”, subrayó.

Cómo es costumbre durante estos recorridos, el propio comisariado ejidal se quejó “amargamente” de los servicios de salud, asegurando que el doctor que atiende la clínica del lugar llega generalmente a las 11 de la mañana y a las tres de la tarde ya se retiró. No existe atención los fines de semana.

Melchor Ocampo cuenta con una población de 470 habitantes.

El gallito fantasma

Ubicada a 10 kilómetros de Melchor Ocampo, viajando hacia la cabecera de Bacalar, se ubica El Gallito, ranchería de aproximadamente 80 habitantes y que bien podría ser considerado ya un pueblo fantasma.

Ahí, únicamente una persona de nombre Carlos Sánchez deambulaba por el lugar en una bicicleta y accedió a comentar sobre las carencias de las personas, aseverando que la mayoría viaja a Chetumal por varios días intentando vender lo poco que cosechan.

“Otra de las graves problemáticas por la que atraviesa la población de la zona y definitivamente afecta directamente su economía, es la carencia de un medio de transporte seguro y constante, hay taxis que viajan de Bacalar hasta Reforma o Altos de Sevilla, es decir, viajan sólo 35 o 40 kilómetros, pero no se adentran más”, dijo.

Repentinamente se ve una pasera, dijo, pero al parecer sólo hacen viajes especiales. Esta versión fue corroborada por este rotativo, ya que una vez que se pasa el poblado de Altos de Sevilla, 37 kilómetros de Bacalar, la carretera luce desierta.

Una más, con falta de médicos

Otilio Montaño se caracteriza por encontrarse ubicado en lo alto de un pequeño cerro, en este lugar el comisario ejidal, Bernardo Jara, indicó que si bien la mayoría de las comunidades cuenta con un Centro de Salud comunitario, la permanencia de médicos de planta en estos inmuebles es y será el “talón de Aquiles” del sector Salud, ya que únicamente son atendidos por enfermeras, cuyo turno es matutino, descuidando a los habitantes y sus posibles padecimientos por la tarde-noche.

“Debido a que está muy lejos y la falta de transporte; ningún doctor, ni siquiera pasante, acepta establecerse de planta en las rancherías, hecho que complica la atención de la población”, detalló.

Ni idea de que se aproximan elecciones

En las comunidades de Sinai, El Cedralito y  David Gustavo Ruiz, la situación no cambió, las quejas van relacionadas hacia la falta de proyectos productivos por parte de los tres niveles de gobierno, falta de empleo y médicos en las clínicas, empero, también existe falta de información a grado tal que una buena parte de los habitantes desconoce que se avecina un importante proceso electoral.

Señalaron que por medio de altavoces, la forma de comunicación de las rancherías, se avisa a los pobladores que el IFE acudirá por documentación o a entregar credenciales, no obstante, el interés es obtener la mica para realizar algún trámite personal, muchos de los habitantes no hablan español.

Bibiana Puk Itza y Luis Lucas, avecindados en los poblados de Sinai y el Cedralito, coincidieron en no estar enterados sobre el periodo del proceso electoral, fechas de este ni el día de las votaciones. “Por aquí se aparecerán los candidatos a entregar chuchería y media y prometer, sólo ahí es cuando los vemos porque despues no regresan”, aseguraron.

Se apreció que los diversos programas de apoyo por parte de los tres niveles de gobierno fluyen por la zona, según lo indicaron los pobladores. Sin embargo, ante la actual economía nacional, ningún recurso alcanza para subsanar los gastos cotidianos de cientos de familias asentadas en estos lugares.

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