Visitar el panteón Los Álamos es peligroso (Video)

Se encuentran animales sacrificados entre las tumbas como actos de brujería.

|
En el campo santo prevalece la inseguridad. (Luis Soto/SIPSE)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Video: Luis Soto

Teresa Pérez/SIPSE    
CANCÚN, Q. Roo.- El portón rojo entrecerrado anunciaba la entrada al inframundo, la última morada de cientos de personas de las primeras familias que se asentaron en Cancún. 

Para Angélica y Alma la imagen fue devastadora al abrir la puerta del campo santo, sintieron el olvido y el destierro de sus difuntos, el lugar estaba perturbado, agredido y olvidado.

El panteón de Los Álamos, ubicado en la región 91, sobre la avenida López Portillo, fue el primero de la ciudad en sus inicios, hoy, solo quedan los restos de las tumbas saqueadas, osamentas que asoman entre puños de tierra y hojarasca como si clamaran volver a su lecho de muerte, aquí lo que prevalece es la inseguridad, los indigentes, aquellos que llegan a drogarse o a cometer algún robo a los visitantes.

También te puede interesar: Tres lugares 'para llegar al inframundo' en Día de Muertos

Desde la entrada se percibe un olor fétido, ácido, insoportable a los sentidos y lanza una señal de amenaza, de huida: es la muerte, producto de animales sacrificados que yacen entre las tumbas y los escombros como actos de brujería y también de aquellos restos que fueron saqueados. 

De Los Álamos ya no queda nada, aquel panteón que evocaban los recuerdos de Angélica y Alma ya no volverá, antes se podía caminar entre las veredas, hoy se tiene que sortear entre la hierba, la basura, las criptas rotas y la inseguridad.

Hoy la impotencia las invade al ver el lugar a donde yacen los restos de sus familiares, están en el olvido, pese al contrato de perpetuidad que les da derecho de mantenerlos con la seguridad de que no serán arrojados a los cinco años. 

“Estas tumbas las compramos desde hace más de 30 años, el Ayuntamiento nos cobra una cuota anual de casi mil 500 pesos, pero eso no nos ha servido de mucho porque  el dinero que damos no se refleja: hay selva por todos lados, basura, animales muertos, malvivientes, que solo están al acecho de los visitantes para asaltarlos”, dijo una de ellas.  

En el panteón de Los Álamos solo ha quedado el almendro, ese que desde que echó raíz, sirvió de compañía de aquellas personas que al no ser identificadas llegaban a la fosa común; hoy luce frondoso, resplandeciente, lleno de vida que le ha dado la muerte.

Este panteón se quedó en el primer cuadro del centro del viejo Cancún, antes se localizaba en las orillas de la ciudad, ahora, los muertos y vivos se juntan reclamando que su espacio sea respetado y esté tranquilo.

Para “Don Goyo” el deterioro del panteón lo ha visto desde que pasó “Wilma”, comentó que ni a su paso estuvo tan desolado el lugar, “es triste ver en lo que se ha convertido, es un nido de maleantes y de malos olores que se agudizan después del mediodía.

Él vive a un costado del panteón, mientras trabaja en su negocio, su vista se pierde entre los escombros de las tumbas, comentó que más de una vez los vecinos han solicitado el apoyo de las autoridades para limpiarlo, pero solo una vez al año, antes del Día de Muertos, acuden a su llamado: vienen las brigadas de limpieza a cortar la maleza, a fumigar contra el mosco Aedes Aegypti y a blindar la zona de policías durante los días de visita masiva, pero después todo vuelve a la normalidad, al olvido y al destierro de los muertos…

(Fotos y video: Luis Soto)

Lo más leído

skeleton





skeleton