‘Yo quiero ver un pez dorado y gigante’

Los integrantes de Fundación Aitana dejaron el miedo a un lado para subirse a un catamarán.

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Estaban los integrantes de la asociación muy emocionados por el paseo. (Jesús Tijerina/SIPSE)
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Rubi Velázquez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- La idea de ver una sirena, un tiburón o un delfín fue el motor de que 60 integrantes de la Fundación Aitana dejaran ayer el miedo a un lado y subieran a un catamarán que los llevaría a recorrer las diferentes playas de zona hotelera, como premio a la gran batalla que han llevado o llevan contra el cáncer, en el marco del Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer Infantil, que se celebra el 15 de febrero.

“Yo quiero ver un pez dorado y gigante”, dijo Alan, de seis años de edad, quien en compañía de su hermana y su mamá, buscaba ansioso rebasar a los demás de la agrupación para tomar los mejores lugares en el catamarán y garantizar con ello tener un panorama perfecto para captar al pez de sus sueños.

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Por su parte, Regina y Angélica, de cinco y tres años, respectivamente, decidieron esperar a que los demás subieran y evitar que resbalaran en el muelle, de modo que contando cada uno de sus pasos y sonrientes, llegaron al área de acceso, se quitaron sus zapatos y subieron a la embarcación, apoyadas por “Beto”, capitán del lugar. 

Para ellas el viaje era la oportunidad de ver a una sirena y sentir la brisa del mar en su rostro, aún cuando sus padres les prohíben mojarse, de modo que la aventura estaría llena de “cosas divertidas y geniales”.

A punto de que zarparan los 60 integrantes de la asociación, el sonido del mar se entrelazaba entre los gritos de emoción de los más pequeños y las risas de los jóvenes, desatada por la actitud y los rostros de los menores.

Uno de los más preocupados por el ligero movimiento del barco fue Ángel, de cuatro años, quien abriendo los ojos más de lo normal le mostraba a sus compañeros sus dudas de que la cadencia fuera la correcta como para mantenerlos a flote, sin embargo, después de unos minutos la confianza y la sonrisa aparecieron del tal modo que al desatar la embarcación fue uno de los primeros en darse tiempo para decir adiós a los integrantes de Novedades Quintana Roo, quienes desde el muelle despedían a los viajeros.   

El viaje fue gestionado por “Chinos”, Alexander Liner, sobreviviente de cáncer y colaborador del organismo, quien apoyado por benefactores y voluntarios, hizo posible que el catamarán propiedad de Albatros, desatara este sábado las sonrisas de decenas de niños y sus familias.

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