A dónde fue el otoño

El mundo está hecho por personas que tienen prisa por recibir una respuesta...

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El mundo está hecho por personas que tienen prisa, por recibir una respuesta, porque llegue el fin de semana, porque acabe un discurso, pero hemos avanzado a niveles de asombro, y lo que hoy ocurre es extraordinario. 

Me parece que escuchaba un programa donde Gabriela Warketin, analista y comentarista de Foro TV, decía que la última semana de agosto daba paso a la Navidad. Me pareció exagerado, aunque los días no alcanzan para todas las cosas que debemos hacer.

Días después entré a un supermercado de Cancún para encontrarme en pleno diciembre con todos los adornos de Navidad exhibidos como si estuviéramos festejando ya el año nuevo y pensando en nuestros propósitos de 2015.

Antes de quedarme petrificada pregunté qué pasó, en qué momento desapareció el día de los Niños Héroes, el grito, el equinoccio de otoño, los fieles difuntos y hasta mi cumpleaños. Como dice la canción, ¿a dónde vamos a parar? No tengo idea. Solo recordé que en la Ciudad de México, hace unos años (no muchos), la distancia se medía en minutos. Desconozco si esa situación ha cambiado, pero sí puedo asegurar que la prisa es el tiempo de la sociedad actual, y la paciencia está en extinción.

Son muchos los chistes y relatos que escuchamos sobre porqué alguien no responde el Whatsapp, ya pasaron diez minutos y no contestó, le llame 11 veces seguidas en cuatro minutos y no sé nada… Lo más grave es que la realidad no está alejada de estas situaciones. Pareciera que es mínimo el tiempo que tenemos para trabajar, comer, descansar y tomar un momento de esparcimiento. 

Los minutos libres los ocupan los aparatos tecnológicos que son desde un reproductor de música hasta una tableta que permite ver videos, stalkear a otros y hasta escribir.

Sin embargo, despacio que voy de prisa, es frase que debemos recordar para disminuir el número de accidentes que podríamos provocar por conducir un vehículo sin la precaución necesaria, o bien hacer el trabajo apurados puede resultar en lesiones a nosotros mismos y los que nos rodean.

Según estadísticas de una compañía de seguros, el 92 por ciento de las veces los accidentes de trabajo han ocurrido porque una persona no estaba haciendo su labor en forma adecuada, y eso sería lo de menos.

Recuerdo, aunque suene mayor de edad, lo tiempos en que las banderas tricolores marcaban el fin del verano, el regreso a clases y la preparación para un nuevo ciclo de vida. Para luego, con calma,  esperar el inicio del otoño con un equinoccio para luego pasar -en mi caso particular- a festejar el cumpleaños y recordar a los caídos de Tlatelolco, el Día de la Raza y los fieles difuntos, para entonces ya estar listo para el Guadalupe-Reyes que dará paso a la Navidad.

¿Exageré? Quizá es la prisa por entregar estas letras que prometí no olvidar. Pero en realidad, dejemos tiempo al tiempo. Ya llegará el momento de usar adornos de casi invierno, pasar la Navidad y hacer el recuento del año que ya está por terminar. El tema es disfrutar el tiempo.

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