Será la emoción de ver a los mejores atletas del mundo competir entre ellos por un metal que intrínsecamente lleva consigo el premio a las incontables horas de práctica y sacrificios que un deportista debe enfrentar a lo largo de su lucha, o será también el ir descubriendo todas las emocionantes historias de vida de cada uno de los personajes que son el alma y centro de estos Juegos Olímpicos en cortos videos presentados en el Facebook y en las diferentes redes sociales.

Sea lo que sea, durante 19 días todo el mundo se vuelve un experto en deportes que ven solamente cada cuatro años. Pero antes de comenzar a juzgar, mejor celebremos al deporte del cual presumen saber. 

Hace unos días en una clase de periodismo hablábamos acerca de la lectura y de aquella gente que ‘farolea’ al salir a caminar o por un café con un libro que es evidentemente complicado y busca demostrar una apariencia intelectual al salir con este tipo de textos. 

Sin embargo, me pareció muy interesante lo que se comentó en el aula: desde que esta persona salga con ese libro es porque le da una importancia que sólo el mismo puede conseguir, es decir, no es igual ver a una persona con un libro de filosofía que con un Condorito.

Así mismo, cuando una persona salga a presumir cuánto sabe sobre el último gimnasta y su rutina, celébrale que le dé la importancia a un deporte que se lo merece, si te hablan sobre Michael Phelps y sus impresionantes récords, alégrate porque mencionen a la natación y que no siempre sea la misma plática sobre los deportes que predominan la atención mundial.

Sigo pensando que 19 días de atención cada cuatro años es muy injusto para todos estos atletas que día con día se preparan, así que busquemos en un futuro salir a caminar o por un café con el conocimiento de otros deportes para presumir, que al fin y al cabo, se lo merecen.