Akumal, ¿tragedia de los comunes?

Uno de los primeros artículos a nivel global que habla de la problemática del cuidado de los recursos naturales fue publicado en 1968 por la Revista Science...

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Uno de los primeros artículos a nivel global que habla de la problemática del cuidado de los recursos naturales fue publicado en 1968 por la Revista Science, y se titula “La Tragedia de los Comunes”.

En el texto de Garrett Harding, se habla acerca de la forma en que un grupo de pastores sobreexplotan su recurso hasta quedarse sin comida para sus animales, lo que lleva a una crisis no solo ambiental sino económica; es un texto que en lo personal me gusta mucho ya que, a pesar de que fue escrito hace casi 50 años, sigue tan vigente como entonces.

Y para muestra un botón: la actividad de nado con tortugas marinas en la Bahía de Akumal, Quintana Roo, que se convirtió en una actividad tan popular para el turista, y que creció de forma incontrolada, que llegó a un punto de convertirse en un riesgo para los ecosistemas y las propias especies de la zona, por lo que las autoridades decidieron cerrar la Bahía para esta actividad.

Reflexiones hay muchas sobre este tema: ¿por qué debemos llegar hasta estos límites de sobreexplotación para ordenar las actividades turísticas? ¿cómo la promoción turística de un destino tan frágil genera una sobre-visitación? ¿cómo generar procesos de capacidad de carga o límites de cambio aceptable consensuados y respetados tanto por autoridades como por actores que generan beneficio de la actividad? ¿cómo proteger a las comunidades locales que brindan esta actividad frente a algunas empresas que no tienen conciencia de que la sobreexplotación daña a todos?

Y así como en Akumal, este tema de los recursos comunes afecta cada vez más a nuestros destinos turísticos. 

Seguimos sin entender que, en algunos casos, menos es más. Seguimos sin darle el valor adecuado a experiencias maravillosas, y vendiéndolas a tres pesos sin ver las consecuencias. Seguimos sin tener estrategias de manejo de visitantes adecuadas en muchos de nuestros espacios naturales. Seguimos sin usar la comunicación y promoción como una forma efectiva de educar y hacer consciente al turista de su impacto y cómo minimizarlo.

En las últimas semanas, algunos grupos han generado mucha presión para que las actividades de nado con tortugas se vuelvan a abrir, dado que para muchos de ellos este es un medio de obtener ingresos y mantener a sus familias, lo cual también tiene lógica y es un tema a considerar.

Pero desde mi punto de vista hay solo tres caminos:

Abrir de nuevo con las mismas condiciones y esperar que el resultado sea fatídico, y que los recursos se agoten en unos cuentos años.

Cerrar de forma definitiva y entonces tener esta Bahía como una muestra más de que no podemos generar un turismo que no sea depredador.

O que los involucrados se organicen, generen reglas, respeten capacidades de carga, se privilegien permisos para las cooperativas locales con candados para que no sean “vendidos” (lo cual es muy común), y se lleguen a acuerdos en temas de precios y prácticas para realizar la actividad.

¿Ustedes cuál prefieren?

Yo, como experto en el tema, sugiero la tercera opción, que tal vez lleve un poco más de tiempo en realizarse pero que, sin duda, generará beneficios para todos los involucrados (incluyendo las tortugas y los ecosistemas) y mostrará que realmente hay un interés de todos en trabajar por un turismo más ordenado.

Ojalá que quienes están generando presión social para reabrir la actividad, sean los primeros en sentarse a la mesa para acelerar estos procesos de colaboración conjunta, y no lleguemos a pensar en Akumal como un “fracaso más” en el desarrollo de un turismo sustentable.

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