Bienvenido, Mr. Jelipillo

Quizá nuestros compatriotas se creyeron las presunciones que sobre la prosperidad nacional fue a contar Calderón a Europa.

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No se supo dónde hubo más gente este Buen Fin, si en la compra de pantallas para ver La Academia y La voz México, o para aprovechar los descuentos en cantinas y téibols. Eso habla de la capacidad de los mercaderes para escanear las necesidades de la concurrencia.

Afirman los que saben, que la derrama fue de 140 mil millones de pesos, o sea en un fin de semana casi lo que prometen los Testigos de Outsourcing con pecado concebido. Si hubieran dejado el Buen Fin dos o tres veces al año, capaz que nos ahorramos los melodramas rancheros de la reforma laboral y el 388 bis.

 

Quizá nuestros compatriotas se creyeron las presunciones que sobre la prosperidad nacional fue a contar Calderón a Europa. Bueno, nomás le faltó rematar su estrambótico discurso salpicado de optimismo lenguaraz con el clásico de Jolopo sobre la administración de la abundancia. El rey Juan Carlos y el presidente Rajoy de España que, con tal de sacarle alguno negocios petroleros, casi casi lo recibían al ritmo de ¡Bienvenido míster Marshall, perdón, míster Jelipillo!

Fue tal el desfogue consumista, que se esperaba que el ánimo celebratorio desembocara en el milagro de la multiplicación de los balazos al aire.

Y es que sacar una pistola para celebrar, en México es casi deporte olímpico, uno de esos gestos bárbaros que echan a perder el prestigio de los usos y costumbres. Tirarle plomo a las nubes es imaginar que la ley de la gravedad es susceptible de ser corrompida. 

Hay quienes no creen que esos proyectiles tienden a caer, y hay quienes sí le creen a Pedro Joaquín Coldwell cuando afirma que hay un nuevo país y un nuevo PRI.

Lo que es todavía más absurdo, es que luego de la muerte de un niño en Iztapalapa, las autoridades apenas se pusieran a apañar a los tarúpidos que, pese a lo ocurrido en Cinépolis, no renuncian a tan idiota tradición.

Pero lo que es aún más sospechoso, además del reconocimiento a García Luna Productions por sus 25 años de servicio, es que a pesar de los atentados y amenazas recibidos, María Santos Gorrostieta, ex alcaldesa michoacana que se enfrentó a los poderes más siniestros, haya sido torturada y asesinada.

La muerte estaba anunciada, y no hubo autoridad, ni local ni federal, que la defendiera. Así como le ha ocurrido a tantos y tantos luchadores sociales y de derechos humanos este sexenio. 

Y todavía Calderón exige que no haya un paso atrás en la lucha antinarco. Chale. 

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