Boicot a EU: falso nacionalismo

Nacionalismo no es no consumir productos de Norteamérica, es fomentar el consumo de bienes de empresas locales...

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La reciente disputa comercial que tanto desprecio genera en México tiene raíces en dos verdades que pueden gustar o no: Estados Unidos tiene un gran déficit comercial que afecta a su empleo y los migrantes sin papeles ocasionan una sensación de inseguridad, fundada o no, ya que es inadmisible que entre a tu país gente sin el trámite legal pertinente.

A México le conviene más seguir en el TLC que a EU; sin embargo, existen muchas opciones para subsanar los daños en exportaciones y de empleo de migrantes deportados. Este proceso genera desdén y antipatía difundidas en redes sociales contra marcas norteamericanas como Ford, Starbucks o Coca-Cola; esa es una  actitud de nacionalismo falso y contradictorio.

Las armadoras norteamericanas y otros giros de fábricas se establecieron en México en un intento por competir en precio con autos japoneses y productos asiáticos; si este mercado abierto no existe pueden volver cuando lo deseen, es una decisión de negocios, aun  así, Ford sustenta más de 200 escuelas en México, Coca-Cola tiene obras de beneficencia millonarias, Starbucks acaba de autorizar empleo para miles de refugiados. Las empresas no representan a sus gobiernos en ningún país, son entidades que producen satisfactores cumpliendo las reglas locales y apuntando al crecimiento financiero de los accionistas.

Nacionalismo no es no consumir productos de Norteamérica, es fomentar el consumo de bienes de empresas locales para aumentar su competitividad.

Nacionalismo no es obstaculizar las inversiones de fuera del país que creen en México, es que el gobierno gaste en empresas mexicanas para fomentar su crecimiento y retengan el capital de nuestros impuestos.

Nacionalismo no es evitar ir a las macrotiendas trasnacionales, es que los precios a que compran a los proveedores sean los mismos que otros formatos nacionales, ya que hay colusiones que provocan monopolios disfrazados y depredadores de pymes.

Nacionalismo no es evitar ir a supermercados extranjeros, sino premiar a los que incluyan más productos nacionales y apoyarlos en su crecimiento. También regular la compra a sus proveedores para proteger a las pymes de prácticas, legales e ilegales, que favorecen a ciertos proveedores.

Nacionalismo no es odiar a un país, es querer al nuestro.

Fomentar la compra local tiene que ser una política pública con objetivos claros. En aras de la globalización se han dejado de vigilar prácticas nocivas en el comercio que causan la quiebra de empresas mexicanas y que deben ser corregidas.

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