A su llegada a México, allá por los años 70, el tai chi chuan se erigió como ‘el Arte Supremo’, y muchos jóvenes querían aprenderlo; se hablaba mucho de sus casi prodigiosos beneficios para la salud y la defensa propia. Fueron bastantes los jóvenes que, de la mano de maestros chinos, aprendieron y se graduaron en este estilo.

Sin embargo, 46 años después, el tai chi se encasilló sólo para adultos mayores, olvidándose los beneficios que un niño o adolescente puede recibir, en parte porque el arte se enfoca a la meditación en movimiento, a la paz, y su aprendizaje requiere mucha quietud y paciencia, lo cual suele faltar a los jóvenes.

De esta manera, los Sifús (maestros), graduados en los años 70 y 80, siguen siendo casi los mismos, son muy pocos los jóvenes que se interesan en practicarlo, mucho menos en certificarse en el sistema, lo cual, al menos en México, estaría llevando a su desaparición con el paso de las décadas.

¿Quién va a continuar con el tai chi?, cuando he acudido a eventos de tai chi, se observa la presencia de personas por encima de los años 50, 60 y 70 años, lo cual, claro es positivo, pero no se ve la continuidad del legado, escasean los instructores jóvenes.

En Mérida, los sifús, Ernesto Escobedo, Miguel Herrera, Adán Bates entre otros, promueven esta disciplina, pero algo ha pasado en su ‘mercadotecnia, ya que es difícil ver a niños en las clases, limitando así la formación de nuevas generaciones.

Para terminar les dejo la siguiente frase que sintetiza la grandeza del tai chi: La tradición china sostiene que quien practica tai chi un cierto tiempo, adquiere la elasticidad de un niño, la fuerza de un leñador y el espíritu de un sabio.

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