Contaminación visual: daños

El cerebro humano tiene una determinada capacidad de absorción de datos que se ve superada por la enorme cantidad de elementos 'no naturales' en el paisaje.

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Para los expertos, el exceso de exposición de elementos gráficos en sitios públicos representa un tipo de contaminación que lejos de favorecer al ser humano le puede llegar a causar cierto daño.

En los últimos 6 años en Mérida la colocación de propaganda visual se ha incrementado de manera muy notable, ya que la colocación de anuncios espectaculares alcanza una cifra cercana a las 300 estructuras. Y no se diga la gran cantidad de carteles, pegostes, bardas pintadas y calcomanías que se pueden observar en cualquier poste de luz o de teléfono.

La contaminación visual es considerada como todo aquello que afecta o perturba la visualización en una determinada zona o rompe la estética del paisaje. Por desgracia, cada vez nos encontramos más con este problema tanto en las grandes ciudades como en las zonas rurales.

El cerebro humano tiene una determinada capacidad de absorción de datos que se ve superada por la enorme cantidad de elementos “no naturales” en el paisaje. Las consecuencias que provoca son diversas y algunas bastante preocupantes. Por un lado, tenemos accidentes ocasionados por obstrucción visual al conducir, trastornos de atención, estética paisajística afectada, alteraciones del sistema nervioso, estrés por saturación de elementos y colores, dolor de cabeza y ahora hasta mal humor.

Algunas soluciones que ayudan en gran medida a combatir este tipo de contaminación que afecta no solamente a nuestra vista sino también al cerebro son, entre otras: reducir la cantidad de anuncios (lamentablemente vivimos en un mundo de publicidad excesiva) y hacer un seguimiento de normas urbanísticas racionales, evitando elementos agresivos o recargados. 

En Mérida se ha podido comprobar que, por ejemplo, los anuncios espectaculares que se ubican sobre los puentes peatonales en el Periférico  han ocasionado gran cantidad de accidentes; claro ahí se combinan el exceso de velocidad, la falta de precaución y la distracción que se ocasiona al conductor de un vehículo cuya vista es atraída por los mensajes publicados en gran formato de una o varias empresas. Un factor también válido de mencionar aquí es que con la colocación de tantos anuncios nuestro paisaje urbano se ha visto totalmente obstruido y cada vez son menos los espacios donde podemos disfrutar un paisaje bello. Hace tan sólo unos años elevávamos la vista y podíamos observar bellos espacios dentro de la ciudad, ahora elevamos la vista y nos reciben con su sonrisa el disque rey de las hamburguesas o el osito blanco del refresco de cola.

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