Controlemos el ruido de nuestras calles

Las consecuencias de la sonoridad de los vehículos van desde distorsiones del sueño hasta infartos...

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Según diversos estudios realizados en diferentes ciudades, muchas personas, millones a nivel mundial, viven estresadas por el ruido que se genera en la urbe, condición en la que los coches, las motos y los camiones tienen mucho que ver, porque son los principales generadores. Son muchos los que creen disfrutar con el escándalo que producen sus vehículos, pero lo cierto es que está demostrado que hasta ellos se ven a la larga afectados.

Las consecuencias de la sonoridad de los vehículos van desde distorsiones del sueño hasta infartos, que, según un estudio reciente de la Organización Mundial de la Salud, provocan anualmente la pérdida de un millón de vidas. Hace poco tiempo se publicó un estudio que asocia el ruido urbano a la mortalidad por diabetes, ya que, como se dice, si tiene ruedas… produce ruido y... Y lo cierto es que aunque en muchos países existe una normativa que establece niveles máximos de ruido de los vehículos, los fabricantes, especialmente de coches deportivos, tienen entre sus prioridades producir ruido que le de identidad a sus productos.

Ante esta situación son varias las ciudades que han colocado medidores acústicos en postes en puntos estratégicos y tienen patrullas especiales que ordenan detenerse a todo aquel vehículo que suene demasiado, multándolo y condicionando su circulación a la modificación de su equipo de escape; en el caso de las motos lo primero que se hace es revisar si el escape ha sido modificado y se procede en consecuencia. El objetivo es el bienestar de todos los ciudadanos.

Hay una gran diferencia entre el caso del escándalo de una moto al pasar mientras estás en un café al aire libre, a que seas tú el conductor; aunque el ruido se puede decir que es el mismo, su efecto es muy diferente, además de que tú en el café lo maldices, mientras que el conductor se siente superior.

Lo cierto es que sin una normativa eficaz los niveles de ruido no descenderán, al contrario; en el ámbito de la motorización vial también debe aplicarse el lema de que la libertad de uno termina donde comienza la libertad y los derechos de los demás; y es que tenemos que tener bien claro que estamos hablando de la salud general, de todos. Y no hemos hablado del ruido comercial.

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