Del bullying a la tragedia
Los tiempos han cambiado y la atención a los hijos se complica cuando ambos padres trabajan, pero en el poco tiempo que se les dedique debe privilegiarse la transmisión de valores, disciplina y respeto hacia los demás.
La lamentable tragedia ocurrida esta semana en un colegio de Monterrey, Nuevo León, en donde un estudiante abrió fuego contra su maestra y compañeros y luego se quitó la vida, debe ser un fuerte llamado de atención a la sociedad, principalmente a los padres de familia, primeros responsables de la educación de los hijos, y luego a los maestros, que son formadores de la juventud.
Es cierto que los tiempos han cambiado y que la atención a los hijos se complica cuando ambos padres trabajan, pero en el poco tiempo que se les dedique debe privilegiarse la transmisión de valores, disciplina y respeto hacia los demás.
En 2012, vivimos en una escuela militarizada de Mérida el siguiente episodio. Un chico de primer año de preparatoria –a quien llamaremos “René”– fue emplazado a Consejo de Disciplina por las frecuentes burlas hacia un compañero de clase –”Arturo”– que era un poco retraído pero buen estudiante.
Estaba por concluir el ciclo escolar y “René” sabía que comparecer ante el Consejo de Disciplina significaría perder el año. Habló con los directivos y esto fue lo que ocurrió una mañana de mayo:
Acompañado de sus padres y ante la comunidad escolar, entre lágrimas y sollozos pidió disculpas a “Arturo” por hacerle blanco de sus burlas, y a sus padres por hacerles pasar ese penoso momento.
Mientras la madre de “René” lloraba, el padre del joven estudiante se levantó y dijo que se sentía orgulloso de tenerlo como hijo. Reconoció el valor de su muchacho por admitir su mal comportamiento ante compañeros y maestros, pero también admitió que quizás ellos habían fallado como padres. Le ofreció a su hijo todo el apoyo y refrendó su confianza en la escuela.
“Arturo” aceptó las disculpas y los chicos se dieron la mano, literalmente y en los hechos, porque luego forjaron una buena amistad basada en el respeto mutuo. Hoy, ambos estudiantes están por concluir sus carreras profesionales.
Y es que, contrario a lo que generalmente se piensa, en las escuelas militares (de Marina y el Ejército) o las militarizadas (civiles) puede haber novatadas, pero no bullying, y esto pese a que muchos padres llevan a estas escuelas a hijos-problema, cuando el problema puede estar en ellos.