El próximo domingo  se realizará en las 11 comisarías y 36 subcomisarías del municipio de Mérida el proceso electoral en que sus ciudadanos elegirán a las autoridades auxiliares de sus demarcaciones (comisarios). En Mérida este tipo de procesos  tuvo su origen en 1991 por acertada decisión del H. Ayuntamiento panista de ese período.

Hasta antes de ese año los comisarios y subcomisarios eran designados por el Cabildo a propuesta del alcalde, sin mayor participación de los ciudadanos. De tal suerte que se nombraba a personas afines a la autoridad municipal aunque luego, en la práctica, se distinguieran por su lejanía o contraposición a los intereses de los habitantes de esas comunidades.

La tarea no fue sencilla pero se demostró que los habitantes de comisarías son meridanos que merecen respeto. No es casual  que en ese ayuntamiento y en muchos que le sucedieron los servicios públicos en comisarías tuvieran una mejoría sin parangón: campos deportivos, centros comunitarios, calles pavimentadas, atención médica, luminarias, caminos (en algunas subcomisarías como Kikteil el acceso en ese entonces era todavía en truck), etc.

Se fomentó la participación y responsabilidad ciudadana. Ni que decir de la equidad de género, ya que había comunidades como Dzununcán donde los hombres no permitían la participación de las mujeres. Ahora quienes más participan son precisamente las mujeres.

En fin, que hay que celebrar que el actual Ayuntamiento continúe, más allá de normas, con esta noble práctica. Sin duda nadie puede dar lo que no tiene.

El actual ayuntamiento, de origen democrático, debe empeñarse en dar este mismo origen a quienes sean los representantes de las comisarías. Las experiencias anteriores demuestran que es lo correcto.