Desencuentro con la evaluación docente

Estados como Chihuahua, Querétaro, Sonora y Veracruz, que aparentemente estaban en calma con la aplicación de la evaluación, reventaron con odio contra la disposición de la SEP.

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Aunque oficialmente la Secretaría de Educación afirmó que cerca del noventa y dos por ciento de los maestros convocados en el país presentaron la semana pasada la prueba, los puntos negros y rojos hicieron su aparición en las sedes donde se hizo evidente el rechazo del magisterio a ser evaluado, de tal manera que más de tres mil docentes no la presentaron.

Estados como Chihuahua, Querétaro, Sonora y Veracruz, que aparentemente estaban en calma con la aplicación de la evaluación, reventaron con odio contra la disposición realizando bloqueos para impedir que se concretaran los exámenes. Los hechos subieron de tono en Veracruz, cuando maestros se enfrentaron a la policía en las sedes de Arena Veracruz en Boca del Río y el complejo Omega en Xalapa. Al final no hubo examen.

Pero no todo fue golpes y gritos; en Guanajuato y Yucatán hubo problemas técnicos, falló el sistema y los maestros no pudieron presentar. La sede ubicada en la UTM, aquí en Mérida, se vio envuelta en el reclamo de cien maestros de educación física que fueron secuestrados al cerrar las puertas del local con candados para evitar que se fueran. 

Una semana antes, las educadoras exhibieron un documento dirigido al secretario de Educación estatal, Víctor Caballero, denunciando irregularidades respecto al poco tiempo y un aumento considerable de casos a resolver no previstos en las normas del INEE aplicables a la evaluación docente. El tiempo fue insuficiente y la jornada muy agotadora.

Otros más calmados vieron la cosa diferente y reconocieron que la prueba, más que de contenido y conocimientos sobre las asignaturas, trató sobre la forma en que el maestro resuelve y enfrenta problemas específicos con sus alumnos o casos de alumnos que necesiten una atención especial. Pero al final todos se quejaron del plan de clase argumentado, pues justificar las preguntas les llevó mucho esfuerzo en la redacción, algo a lo que nadie estaba acostumbrado hacer. 

Muchos esperaron elaborar en este apartado un plan de clase tradicional como el usado cotidianamente, pero argumentar por qué aplicaban una actividad o ejercicio para lograr el aprendizaje esperado en los alumnos les causó dolores de cabeza. Sin embargo, al contestar y sustentar las preguntas, fueron estructurando el argumento integral del plan de clase. Esto nadie lo para, así que a cambiar nuestras prácticas si queremos seguir como maestros.

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