Diputados “suspirantes”, ¡a escena!

Con el arranque formal del primer periodo ordinario de sesiones en el Congreso local el pasado miércoles 15 de febrero, inicia la carrera preelectoral de este 2017...

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Con el arranque formal del primer periodo ordinario de sesiones en el Congreso local el pasado miércoles 15 de febrero, inicia la carrera preelectoral de este 2017 para aquellos legisladores con aspiraciones cantadas de contender el próximo año por un cargo electoral, por lo que se espera un mayor protagonismo de estos “representantes populares”, que ya tuvieron varios meses para calentar y probar la cancha legislativa.

En la actual Legislatura son varios los diputados que, aunque en público niegan sus adelantadísimos deseos, sus acciones delatan la desesperación por figurar, por vender su imagen ante los ciudadanos, pensando en el ya no tan lejano 2018.

Y es que los legisladores suspirantes tendrán solo dos periodos disponibles, que en conjunto suman siete meses, para convertirse en protagonistas y potenciales candidatos para la batalla que viene.

Ante la debacle de los priistas, que simplemente ni se ven, ni se sienten, son los diputados de los partidos oficiales quienes están tomando los principales diálogos de la escena, aprovechando que tienen el control de la presidencia de la Gran Comisión, y por ende, de los abultados recursos financieros del Congreso.

Panistas como Fernando Zelaya Espinoza (Chetumal), Jesús Zetina Tejero (Cozumel) y el propio Eduardo Martínez Arcila (Cancún), que encabeza la Gran Comisión, y los diputados perredistas Emiliano Ramos Hernández (Cancún), José Esquivel Vargas (zona maya) y Laura Beristain Navarrete (Playa del Carmen), han sido los más sedientos de protagonismo, en todos los casos con la transparente intención de abandonar la Legislatura de forma prematura para dar el salto a una posición más atractiva.

En esa feria de ambiciones –válidas, por cierto–, Fernando Zelaya y Jesús Zetina pretenden buscar las presidencias municipales de Chetumal y Cozumel respectivamente, municipios que ya gobierna la alianza PAN-PRD, pero en los que puede suceder cualquier cosa, porque el alcalde chetumaleño Luis Torres Llanes puede ir tras una posición federal en lugar de buscar la reelección, mientras que a Perla Tun, alcaldesa de Cozumel, su propia soberbia está enterrando sus posibilidades de reelegirse.

Eduardo Martínez quiere una senaduría, en el mejor de los casos, aunque podría conformarse con una diputación federal. Está por verse si se atreve a batirse en las urnas o buscaría la posición por la vía plurinominal.

Emiliano Ramos, quizá el más desesperado de todos, está empeñado en ser candidato a la alcaldía de Cancún, el escenario de batalla electoral más complicada y más importante de la entidad. Laura Beristáin hace su luchita para buscar la presidencia municipal de Solidaridad, aunque sus posibilidades son verdaderamente malas, y José Esquivel quiere lo mismo, pero en Felipe Carrillo Puerto.

La lista no se reduce a panistas y perredistas, porque también compiten en protagonismo el ex priista, ahora independiente, Juan Carlos Pereyra Escudero, y Carlos Mario Villanueva Tenorio, de Encuentro Social.

Pereyra Escudero no ha abandonado el sueño de gobernar el municipio playense. En las pasadas elecciones buscó con todo su ser la candidatura del PRI, la cual fue finalmente otorgada a Filiberto Martínez Méndez en una negociación que le hizo ganar la diputación plurinominal como premio de consolación. Ahora, pretende construirse un camino como independiente.

Carlos Mario, que ha resucitado su carrera política después de que se pensaba terminada tras su mal paso por la alcaldía chetumaleña, ha mostrado madurez adquirida a golpes y es uno de los diputados con mayor presencia, lo que pretende sea la llave para una posición federal.

Los diputados suspirantes están decididos a aprovechar este periodo para seguir acumulando puntos, pero esto solo lo lograrán con verdadero trabajo legislativo, y no solo palomeando las iniciativas que emanan del Ejecutivo.

Ya veremos si su protagonismo mediático se convierte en iniciativas que beneficien a la sociedad, porque los votantes evaluaremos el trabajo serio y medible, no la simulación política a la que nos han acostumbrado.

 

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