Dirección de cultura: cuentas pendientes (I)

Valdría la pena hacer un recuento de los programas y proyectos que Irving Berlín Villafaña no contempló, dejó pendientes o bien merecen continuidad...

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Tanto hace por la cultura quien la crea como quien la promueve.- José Vasconcelos

Ahora que Felipe Ahumada se encuentra firmemente afianzado al frente de la Dirección de Cultura del Ayuntamiento de Mérida, bien valdría hacer un recuento de los programas y proyectos que Irving Berlín Villafaña (su antecesor) no contempló, dejó pendientes o bien merecen continuidad en lo que resta de la actual administración de Mauricio Vila.

Por lo que se ha visto hasta ahora, se pretende dar seguimiento a programas como La noche blanca, las Temporadas Olimpo y los Fondos Municipales para las Artes Escénicas y Visuales, cuyo éxito, aunque probado, dista mucho de ser perfecto, en especial porque todos conciben el arte y la cultura como un mero espectáculo, esto es, únicamente entretenimiento. 

Fuera de cartelera -y del presupuesto- han quedado otras manifestaciones artísticas como el cine y, desde luego, la literatura y demás actividades académicas, por no ser masivas, ya que al parecer el que no baile, cante, pinte o tenga alguna gracia, no tiene cabida en la programación anual.

Por otro lado, el Fondo de Apoyo a la Producción Editorial pasó de ser una broma de mal gusto a prácticamente desaparecer, ya que no sólo la edición 2015 no fue lanzada -y en lo que va del año tampoco la 2016-, sino que tampoco han terminado de publicar los libros de los ganadores de 2014. En aras de sumarse a las nuevas tecnologías, los tirajes del Ayuntamiento pasaron de mil a 50 ejemplares, argumentando que la venta y exposición del talento local sería mejor a través de medios digitales en coediciones con Libros en Red.

Hasta la fecha no se han dado a conocer los resultados de esta estrategia, ignoramos cuántos compraron o leyeron estas colecciones, pero lo que sí sabemos es que no pueden consultarse en ningún lado (ni en la José Martí), ya que aparentemente el formato de libro impreso ha sido superado en Mérida (contradiciendo todas las tendencias mundiales donde la industria editorial goza de cabal salud y no se contrapone con lo digital, sino que se complementa).

Asimismo, aprovechando la coyuntura que se le presenta al Dr. Ahumada, valdría la pena auditar y presentar cifras y resultados de proyectos de relumbrón un tanto opacos, como Plataforma 01 que, a decir de algunos artistas participantes, sólo benefició a sus operadores.

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