Don Vila: hechos y retos

En términos generales, podría decirse, ha cumplido con parte de las expectativas generadas para una persona cuya carrera en el mundo de la “grilla” ha sido muy rápida.

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A escasas horas de que Mauricio Vila Dosal rinda su primer informe de gobierno municipal, previsto al martes en punto de las 8 de la noche, en la calle 62 del mero Centro Histórico de Mérida, el alcalde capitalino ya vislumbra retos mayores, aunque por el momento diga lo contrario.

La percepción ciudadana sobre la administración de Vila Dosal al frente del ayuntamiento meridano es, en términos generales, aceptable, sobre todo en el sur, en el calificado “sur profundo” donde la pobreza, la miseria y la inseguridad son la constante de todos los días; la erradicación de estos flagelos, por supuesto, es casi imposible porque no se le puede dar gusto a todos, pero al menos algo se trabaja ya.

De compararse las últimas dos gestiones municipales, la de la priísta Angélica Araujo Lara, actual senadora por la gracia de Dios y de su “protectora”, la pre-pre-aspirante presidencial, doña Ivonne, y la del panista Renán Barrera Concha, pues existen elementos para decir que sí hay avances en la ex Ciudad Blanca.

Es de recordar que doña Araujo Lara recuperó para el PRI la “joya de la corona” en 2010, después de 20 ó 21 años de gobiernos consecutivos emanados de Acción Nacional. Para el tricolor y el gobierno estatal que, en ese entonces era regenteado por doña Ivonne Ortega, la victoria del Revolucionario Institucional era de apología, ya que pasaba a controlar, prácticamente, toda la entidad. Sin embargo, la desilusión fue terrible.

En apenas un año, la “bella arqui” -como le llamaban sus salameros- hizo de todo menos por la ciudad y sus habitantes. No combatió la pobreza, como prometió, y se enganchó en el “paso deprimido”, más deprimente que nada, y costó millones de varos y una golpiza de gamberros pagados por el PRI hacia ciudadanos que sólo se manifestaban en contra de la obra. Que si los opositores eran de clase alta o “popofinos”, dirigentes de grupos cívicos chafas que callaron sus bocas con las irregularidades en el gobierno panista de Patricio Patrón Laviada pero, al fin y al cabo, estaban en su derecho de réplica y manifestación pacífica.

Después, el sueño de grandeza de doña Araujo: ser gobernadora de Yucatán a pesar de tan magros resultados al frente de Mérida. Pues el tiro les salió por la culata a ella y a su “jefa máxima”. Y la oriunda de Tixkokob, que negó tener injerencia en la “madrina” que los grupos de choque le imprimieron a los inconformes de la Glorieta de la Paz (vaya nombre para una virtual arena de boxeo “todo se vale”), vio su carrera política desfallecer.

Posteriormente, el PAN volvió a la carga con Renán Barrera Concha, un ex diputado estatal que reconquistó Mérida con un triunfo raquítico sobre el priísta Nerio Torres Arcila, y ¿qué sucedió? ¡Nada de nada! Don Concha se quiso poner muy sabroso y en lugar de invertir la plata en obras y mejoras citadinas y ciudadanas, agarró como bandera política el caso de las lámparas chinas que su antecesora Angélica le había dejado como pesada losa. Un buen lote de millones de pesos en disputa entre una compañía jalisquilla y un banco que cobraba los réditos dentro de la nómina municipal. ¡Qué lindura financiera!

Quizá la idea de Renán no fue mala, pero la soberbia le ganó y utilizó más de un año de su gestión para el show mediático de las luminarias. Después de todo, los reveses legales vinieron uno tras otro y, nada tonto, el entonces alcalde meridano optó por dejarle toda la bronca a su sucesor, así sea de su propio partido político o del PRI porque ni remotamente iban a ganar Carlos Carvajal, del PRD, o Ana Rosa Payán Cervera, la ex panista transformada bajo la siglas del Partido Movimiento Ciudadano.

Y llegó la elección de 2015 para enfrentar a Mauricio Vila Dosal -quien se ganó la candidatura cuando Raúl Paz Alonzo, diputado federal del blanquiazul, echó por la borda su capital político por una orgi-fiesta llena de chamaconas de muy buen ver- y, por segunda vez consecutiva, al priísta Nerio Torres Arcila. El pueblo dio su voto y recayó en el joven empresario gastronómico.

Pues ya transcurrió casi un año de la victoria de Vila Dosal y al menos ciertos logros se ven a simple vista. Por ejemplo, las calles del Centro de Mérida que daban pena y, sobre todo, provocaban fracturas de piernas y patas en los peatones, ya no están resbalosas y la gente camina con más confianza; decenas de calles se han reparado y mejorado en algo las vialidades; la parte “popofina” del norte también ha sido atendida con mejoras y ampliaciones de calles y avenidas, y el “sur profundo”, la parte que vota y premia o castiga a los políticos, ha sido atendida con salud, educación, empleo, vivienda y demás apoyos.

En términos generales, Don Vila, podría decirse, ha cumplido con parte de las expectativas generadas para una persona cuya carrera en el mundo de la “grilla” ha sido muy rápida y que, la neta, quizá ni él mismo se veía como gobernador de Mérida, la principal capital del sureste mexicano. Cierto, en apenas un año, faltan miles de kilómetros por recorrer y hacer. Nunca acabará con la pobreza, cierto; tampoco con las malas mañas y la corrupción en los mercados; menos con los baches que azotan la ciudad en época de lluvias. Tampoco dará casas a todos los que lo necesiten y podrá regalar 100 mil despensas y siempre le pedirán más y más.

En materia deportiva tampoco es un Alfredo Castillo para hacer barrabasadas; el deporte en Mérida sólo es de rachas y torneítos. Hay que ponerle más seriedad a este segmento y la cultura pues, ni hablar, marcha con lo que gestiona Don Irving Berlín Villafaña. Nada relevante y lo del premio Capital Americana de la Cultura u algo por el estilo con que Mérida será elevada en 2017, no olvidar que es un premio pagado y muy bien. Xavier Abreu lo hizo primero de 1998 a 2001 y costó un ojo de la cara. Pero el argumento es que posicionará a la capital de Yucatán ante el mundo entero en materia turística. Ya se verán los resultados.

Ahora, lo principal para Don Vila: unificar al dividido PAN para enfrentar las elecciones gubernamentales de 2018 porque, ahora, lo quieran o no los panuchos, la voz del alcalde meridano sí pesa, no obstante es la primera autoridad de la capital de Yucatán y el segundo gobernante en importancia de la entidad (con perdón de los otros 105 concejales).

Entonces, Vila Dosal está en la mira para los aspirantes gubernamentales en dos años más, junto con sus compañeros de partido, los senadores Daniel Avila Ruiz y Rosa Adriana Díaz Lizama, y el ex alcalde meridano, Renán Barrera Concha; chance, hasta Huacho Díaz Mena, el ex abanderado en 2012. O sea, Mauricio sabe que tiene que chambear mucho si es que pretende obtener la candidatura pero no es descabellado. La caballada del blanquiazul estatal no está muy galopante que se diga. Por el momento, el joven empresario ya se anotó un punto adelante sobre sus potenciales adversarios.

Pechuguitas

El prietote en el arrozote: ¿Por qué Vila avaló el cierre de las calles de la Plaza de la Independencia (Plaza Grande, popularmente) con semejante estructura metálica para su informe, con cuatro días de anticipación? ¿Ya comenzó a dejarse seducir por sus corifeos? ¿Y el gasto?, ¿la austeridad? ¿Era necesaria tanta demostración de ostentación? Punto negativo. Don Vila: escuche a su sentido común, no lo que quieran sus achichincles que usted escuche.

Amiguitas y amiguitos, ya saben: sugerencias para que, por lo menos, el concierto que preceda al informe de Mauricio Vila valga la pena, enviarlas a [email protected] y/o [email protected]

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