Ente tuitear o escribir un tweet

Internet y las redes sociales son un escenario donde el idioma, escrito y hablado es el actor principal...

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Internet y las redes sociales son un escenario donde el idioma, escrito y hablado es el actor principal. Sin las palabras o la voz, la red de redes se queda no sólo muda, también sorda y ciega, pues estos medios han servido no solamente para difundir, también para crear nuevos términos que explican las novedades que día a día proponen.

Pero esta fiesta de la lengua proviene, casi en su totalidad, del “timeline” de un solo usuario: el idioma inglés; el resto de la red social lingüística es un mero “retweetador” de lo que inventa o propone, dando, cuando mucho acepciones que las acercan a su realidad social, pero sin tener la capacidad tecnológica y científica para crear palabras aplicables y entendibles por sus millones de “seguidores”.   

La presentación de la edición 23 del Diccionario de la Lengua Española, ejemplifica a pie juntillas la situación de nuestro idioma en internet: somos muchos, pero creamos poco o nada; y pone en evidencia nuestra pereza mental para imaginar el universo digital en español. 

Entre las cinco mil nuevas palabras que recoge la reciente edición del diccionario, sumando ahora 93 mil 111, con 196 mil 439 significados, y de estos últimos, 19 mil originarios de América Latina; tenemos a las controversiales “dron”, “hacker”, “wifi”, “tuit” y “tuitear”, que en mi opinión, son una afrenta para los hispanohablantes de los dos lados del Atlántico, infringida por nuestra posición de simples “consumidores de tecnología”, pasivos actores en el gran teatro de las redes sociales. 

Estos términos colocan a la lengua de Cervantes en el campo de los usuarios sin potencia creadora, pública o privada, en las nuevas tecnologías. No hay estudios, empresas ni movimientos sociales o mercadológicos que generen la creación de palabras, lo que nos lleva a “vivir de prestado” con otro idioma para poder describir nuestras recientes actividades cotidianas.  

Por ejemplo, en inglés, “wifi” ni siquiera es una palabra, y mucho menos, el acrónimo de “Wireless Fidelity” (Fidelidad inalámbrica): es el nombre de una marca, creado por una empresa de publicidad, Interbrand, alrededor de 1999. Sobre “dron”, ¿qué acaso la lengua de Cervantes no tiene ya el significado “nave no tripulada” para referirse a esos aparatos? Muestra de una adaptación incorrecta, el nuevo diccionario de la lengua española define “hacker” como “pirata informático”, dándole connotación peyorativa a una actividad que ni en su lengua original tiene consenso sobre si es positiva o negativa. 

Con 474 millones de hablantes, el idioma español es el tercero más usado en el planeta después del mandarín y el inglés, pero, ¿cuál es su verdadero poder en los nuevos tiempos de la comunicación global? Bajo esta egida de asimilar por asimilar, no parece un porvenir muy halagador. 

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