Envejecer y madurar

La calidad de nuestros pensamientos más recurrentes determina la calidad de la concepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y de la vida misma.

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Quedamos en ver hoy tres elementos fundamentales que debemos cuidar para empoderarnos y hacernos responsables de nosotros mismos y madurar mientras envejecemos.

1º. Nuestros pensamientos: la calidad de nuestros pensamientos más recurrentes determina -en gran medida- la calidad de la concepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y de la vida misma.

2º. Nuestras palabras: la fuerza y la eficacia de nuestra comunicación dependerá de la sintonía entre lo que pasa en nuestro interior (principios y convicciones) y lo que decimos al expresarnos, ya sea de forma verbal, no verbal o escrita.

3º. Nuestras acciones: es importante revisar a diario lo que da fuerza y eficacia a nuestra acción: la coincidencia entre pensamiento y palabra. Esta coincidencia hará creíble y eficaz nuestra acción sin necesidad de dar explicaciones.

De tal forma que somos nosotros mismos los únicos responsables de nuestros pensamientos, de nuestras palabras, de nuestras decisiones y acciones.  Lo anterior, significa que transitamos en un proceso serio de maduración humana mientras envejecemos.
Jovencitos, envejecer es cuando descubrimos que nos quedan menos años por vivir que los ya vividos. Madurar es vivir -mientras envejecemos- con la misma alegría, tranquilidad y libertad que cuando jugábamos de niños.

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