Es tiempo de convencer

No iniciaron como se esperaba ante la inmensa expectativa generada.

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No iniciaron como se esperaba ante la inmensa expectativa generada. No en lo que respecta a comunicación. Lo confirman reporteros de la fuente e incluso lo insinúan miembros de sus equipos: los nuevos servidores públicos no comparten información de fondo ni de coyuntura.

Lo mismo pasa en Chetumal, que en zona maya, Playa del Carmen, Cozumel y Cancún. Las quejas se multiplican porque suponen “un bloqueo” que perjudica a mandos altos y naturalmente a quienes ansían ver transformadas las políticas públicas en beneficio de todos. 

Hay justificaciones: apenas hace unos días asumieron funciones, muchos no tienen experiencia gobernando y es preciso consolidar un control estricto de lo que vaya fluyendo tanto de las auditorías como del quehacer propio para no extraviarse; exhibir una labor en equipo, o sencillamente para no pillar mal parados a sus jefes.

Lo cierto es que transcurrieron varios meses para preparar una estrategia y las autoridades en puestos clave aguardaron años para encarar este desafío, por lo que pedir paciencia resulta inaceptable para algunos. Visto así, se debe más a inexperiencia, falta de material relevante o control excesivo, que a un supuesto complot. 

El riesgo es que se están pareciendo a los de antes; a esos que criticaron con pasión y burla por las pifias. ¿Están experimentando la dificultad del poder? ¿Están aprendiendo que administrar no es fácil? Puede ser la suma de muchos factores y condicionantes, porque intentar demostrar un cambio en tiempo récord, con caos y en crisis, pareciera imposible.

Pueden revertir esta imagen indeseable. Presidentes municipales, secretarios del primer nivel, asesores, estrategas y jefes de prensa, deben ponerse de acuerdo para fijar reglas internas y procedimientos puertas afuera que faciliten estas dinámicas, garantizando un derecho por el que han luchado periodistas y ciudadanos.

En dichas circunstancias sería oportuno abrir más canales con transparencia y orden, no vetar temáticas ni desatender a quienes buscan información de sus primeros pasos. El periodo de adaptación es más corto (disponen de sólo dos años), así es que no podrán prolongar la espera. No con este ambiente.

En definitiva, la actuación de ciertos subordinados no es consecuente con las aspiraciones de los mandatarios, quienes han comprometido apertura, diálogo y alianzas con diversos sectores para avanzar en el proyecto. Si bien esto ha sido paulatino, todavía es insuficiente.

La comunicación social es una de las áreas más importantes de toda administración. Con ella se exterioriza una representación, se reproducen “narraciones reflejo”, repercute en los habitantes y así se construye el marco histórico institucional. Si ello se asume mal –o bien¬– se acepta casi libremente. Es vital, pues.

Según estudios, la relación entre comunicación y cambio social es “bidireccional”; es decir, que la comunicación afecta a la sociedad, y viceversa, más aún cuando ese “cambio social” está cargado de significado moral. Tal es el caso en la mayoría de los municipios y del estado, entendido como plataforma institucional.

Es tiempo de hablar para convencer a otros y reconquistar. 

Desorbitado

Durante los festejos del aniversario 42 de Quintana Roo no faltó quienes soltaron en redes sociales la versión del “nada qué celebrar”. Son inconformes y los de antes, seguramente. La verdad es que abundan los motivos.

Sin embargo, esta nueva era es ocasión imperdible para enderezar el rumbo en temas torales: la deuda pública (sobre todo en Solidaridad y Cozumel), la inseguridad (en Benito Juárez) o el progreso disparejo entre municipios, por mencionar algunos que acaparan la atención en estas fechas.

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