Para terminar, veamos hoy en qué consistió la segunda parte del estudio que hemos venido platicando y sus resultados. 

1º. Mostraron a los grupos, de 21 a 40 años y de 60 a 90, una serie de 240 fotografías que contenían diferentes expresiones del rostro humano: alegría, angustia, rabia y tristeza.

2º. Por medio de tomografías de resonancia magnética, los científicos pudieron observar y demostrar que las personas mayores registraban con más intensidad las expresiones “alegres” que las expresiones “tristes”. Los jóvenes, en cambio, registraban más intensamente los rostros “angustiados”. Definitivo, cuestión de actividad cerebral.

3º. Al contemplar las fotos de personas angustiadas, los mayores de 60 presentaban una actividad cerebral mayor en el centro de “control emocional”, el córtex prefrontal medial, clave en el manejo de las emociones y de la conducta; en cambio el centro de la angustia, que es la amígdala cerebral, se bloqueaba.

Queda así demostrado que la estabilidad emocional aumenta en forma lineal con la edad: a mayor edad, mayor estabilidad emocional. A medida que envejecemos nuestro cerebro maneja mejor los sentimientos negativos que cuando somos jóvenes. 
Jovencitos, hoy terminamos los 10 escenarios del “camino a la vejez” y, con resultados científicos, afirmamos que la FELICIDAD LLEGA CON LA EDAD.