¿Filosofar?, ¿para qué?

Gran parte de las ideas en la historia del pensamiento filosófico sólo han servido para reflexionar, sin ninguna consecuencia en la transformación de la realidad.

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Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversas formas el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.- Carlos  Marx

Esta es una de las frases que bien condensa el pensamiento de Marx como hombre de acción, no sólo de lección. Es una crítica a los hombres que filosofan sin influir en la sociedad sobre las cosas buenas o malas. No basta filosofar y precisar las cosas que están bien y las que no, hay que intentar transformar nuestro mundo. 

Son varios los factores que han originado que a la filosofía se le visualice como algo innecesario o improductivo. Durante años al pensamiento filosófico se le ha percibido como inútil forma de pensar que no impacta a la sociedad a la cual debería de servir. Además, se le ve como algo estéril que no produce ninguna ganancia o rédito. Y sí, efectivamente, gran parte de las ideas en la historia del pensamiento filosófico sólo han servido para reflexionar, sin ninguna consecuencia en la transformación de la realidad. A esta transformación le apuesta Carlos Marx.

Cuando alguien piensa estudiar una licenciatura en filosofía, automáticamente los demás le cuestionan: Pero, ¿de qué vas a vivir? o ¿a poco crees que de eso se vive? Por esto son pocas las universidades que imparten licenciaturas en filosofía. Se ve como algo poco práctico sin demanda en el campo laboral profesional, ni en los lugares o centros de trabajo. 

Con esta frase de Marx, la filosofía se convierte en un pensamiento vivo y activo, y no como algunos lo visualizan, que consideran a los filósofos como un grupo de personas aburridas que se la pasan criticando al mundo desde su perspectiva, sin ni siquiera intentar influir en su entorno. El reflexionar filosófico (ideológico) en este sentido tiene el compromiso ineludible de ser filosofía de cambio.

Es evidente que lo primero que tenemos que hacer las personas es comprender el mundo, para luego, desde esa visión, intentar transformarlo. Marx une pensamiento y acción, cosa nada fácil ni sencilla. Muchos pensadores han sido hombres de ideas no de acciones. Marx acaba con esta concepción. De nada nos sirve filosofar y estar consciente de las cosas que no están correctas o simplemente nos causan perjuicio, si no va a haber un cambio en busca de erradicar esos problemas. Es transitar del estado del pensamiento al estado de la transformación de nuestra realidad. Pensar para Marx es actuar.

Efectivamente, pensamiento que no intenta influir en el actuar de las personas para transformar su realidad es, desde esa óptica marxista, ejercicio estéril.

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