¿Fin al negocio de las permutas?

Con el anuncio que lanzó la Secretaría de Educación y Cultura (SEyC) de un nuevo proceso para las permutas magisteriales, el cual se ajusta a las leyes vigentes en materia educativa...

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Con el anuncio que lanzó la Secretaría de Educación y Cultura (SEyC) de un nuevo proceso para las permutas magisteriales, el cual se ajusta a las leyes vigentes en materia educativa, puede acabarse de golpe y porrazo otro de los “negocios” que hasta este ciclo eran comunes en el sistema educativo, donde todo tenía un costo.

Y es que las permutas –el intercambio de lugares de trabajo entre dos profesores o trabajadores del sector educativo– se convirtieron  a lo largo del tiempo en lucrativos tratos vigilados y controlados por el SNTE, que en cada transacción obtenían un porcentaje en efectivo del acuerdo entre las personas interesadas en permutar.

Porque bajo el amparo de los “usos y costumbres” tan defendidos por el gremio magisterial, los lugares ocupados por los profesores y otros trabajadores de la educación pasaban a ser de su propiedad, y algunos de esos lugares eran más valiosos que otros.

Por ejemplo, los lugares en la ciudad de Chetumal llegaron a tener un valor cercano a los 100 mil pesos, dada la dificultad para ganar un espacio en la capital del estado.

Por la vía legal, un profesor tendría que tener más de 20 años de servicio para aspirar a ganar uno de los pocos espacios que existen en la capital, y es por eso que los lugares se encarecieron, ya que si alguna persona que no contaba con la antigüedad, pero sí con recursos económicos, compraba su espacio por medio de una permuta.

Así, los maestros a punto de jubilarse, o con interés en mudarse a ciudades del norte del estado como Cancún y Playa del Carmen, ofrecían sus espacios en Chetumal al mejor postor, obteniendo una importante ganancia al hacer valer este derecho.

Por supuesto que estas transacciones se realizaban completamente por debajo de la mesa, y el dinero se pagaba en efectivo como en cualquier proceso de compra venta. A su vez, el entonces poderoso SNTE, fungía como garante y testigo de la operación, para dar seguridad a las dos partes pero cobrando un buen dinero libre de polvo y paja por esta función.

Ahora, el titular de Educación, José Alberto Alonso Ovando, asegura que el proceso de permutas se ajustará a los principios de transparencia e imparcialidad, y con ello se pretende acabar con estos negocios oscuros del magisterio.

Pero los profesores aún no saben cómo funcionará este proceso y como por definición las permutas son un trato entre dos trabajadores que deciden intercambiar sus lugares de trabajo, la posibilidad del intercambio de dinero siempre está presente.

Y aún está el pendiente de los maestros con antigüedad que no encontraron espacios en los recientes reacomodos, asunto que de no ser atendido, se les puede indigestar a las autoridades educativas.

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