Historia de tres elevadores

Reducir la desigualdad es un imperativo social si se pretende aspirar a un desarrollo pleno y una mejor calidad de vida.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

En el norte de Mérida se construye una exclusiva torre de apartamentos. Quienes habiten ahí tendrán todo tipo de amenidades. Alberca, gimnasio, salón de usos múltiples, vistas espectaculares, circuito cerrado, vigilancia las 24 horas y algo que me llamó la atención: tres elevadores diferentes; dos de ellos con interiores de lujo y otro, un poco más alejado, simple y llanamente funcional, un cubo que sube y baja.

Pregunté al vendedor la razón de esto y me comentó: “Los dos primeros son para uso exclusivo de los inquilinos y sus invitados y el tercero para los trabajadores, servicio doméstico y proveedores”. Más allá de la practicidad, supongo que para algunas personas compartir espacios con quienes no consideran sus iguales (sea por nivel de ingresos, origen social, color de piel, etc.) es su visión del mundo.

El microcosmos generado en estos apartamentos refleja de alguna manera algo muy presente en el México actual; una cultura de inequidad y desigualdad social, donde ni siquiera nos damos cuenta que estamos generando las condiciones para que haya ciudadanos de primera y de segunda. 

La semana pasada fuimos testigos de cómo unos pocos se subieron a un elevador de 700 mil pesos, mientras una inmensa mayoría se subió a uno de siete pesos. 

Los hechos:

-Los diputados se auto-otorgan un bono de fin de año por 700 mil pesos para cada uno.
-El salario mínimo sube siete pesos, crece de $73 a $80 pesos diarios.

A los primeros les alcanzaría para comprar de contado un carro de lujo, a los segundos para apenas completar un tramo en una unidad de transporte público.

Reducir la desigualdad es un imperativo social si se pretende aspirar a un desarrollo pleno y una mejor calidad de vida. Lograrlo es compromiso compartido entre sociedad, sector privado y gobierno. En este sentido; como  ciudadanos debemos hacerle un llamado a Ivonne Ortega, Jorge Ramírez Marín, Pablo Gamboa, Joaquín Díaz Mena, Kathia Bolio Pinelo y demás diputados federales por el Estado de Yucatán (recipientes de tan generoso bono que les otorgaron los contribuyentes) a ser los agentes de cambio que  México necesita.

De lo contrario, siempre viviremos en la torre de los tres elevadores.

Lo más leído

skeleton





skeleton