En diciembre de 2008, México y Estados Unidos activaron la Iniciativa Mérida. El nombre hace referencia a la capital yucateca donde el presidente Felipe Calderón propuso, en marzo de 2007, el programa a su par de EU, George W. Bush. El plan para frenar  la violencia ocasionada por el narcotráfico en ambos lados de la frontera tenía inicialmente cuatro ejes: 1) Afectar la capacidad operativa del crimen organizado, 2) Institucionalizar la capacidad para mantener el Estado de derecho,  3) Crear la estructura fronteriza del siglo XXI y 4) Construir comunidades fuertes para cumplir los objetivos.

En casi ocho años de esa Iniciativa, EU ha otorgado a nuestro país millones de dólares tanto en efectivo como en equipo, aeronaves, armamento, adiestramiento, tecnología en comunicaciones e incluso canes entrenados en la detección de narcóticos, armas, municiones y dinero. Con ello se ha potenciando la capacidad operativa del Ejército, la Armada, la Policía Federal y la PGR. 

Ese acuerdo con frecuencia es utilizado por el vecino país para obligar al Gobierno mexicano a desalentar violaciones a derechos humanos, abusos de poder, tortura, corrupción y desapariciones forzadas, y en ocasiones los fondos destinados a México se han recortado, como pretende hacerlo ahora el Senado estadounidense con el 25% de los recursos, por los casos Tlatlaya e Iguala.    

En este marco se inscribe el ejercicio realizado esta semana en Mérida por el Comando Norteamericano de Defensa Aeroespacial, el Comando Norte de Estados Unidos y la Fuerza Aérea Mexicana, que culminó con el simulacro, en el aeropuerto local, de la intercepción de una aeronave secuestrada.

Muchos advierten en esa ayuda la intromisión o, más aún, violaciones a la soberanía al permitir la operación de agentes de EU en territorio mexicano. Puede ser, pero no debe olvidarse que el cruce de información entre ambos países ha permitido asestar duros golpes a la delincuencia y la detención de importantes líderes del narcotráfico, lo que permite afirmar que la cooperación bilateral de la Iniciativa Mérida se incrementará en el futuro.

Anexo "1"

La ayuda de antes...

Estados Unidos ha proporcionado ayuda militar a México desde hace muchos, muchos años.  Sólo por citar un ejemplo, de la veintena de buques patrulla Oceánica, clase Valle, que tenía la Armada de México hace cuatro décadas, solamente quedan unos 10 en servicio, que causaron alta en la naval en 1973.

Estos buques, fueron transferidos por Estados Unidos, originalmente eran Dragaminas construidos para la II Guerra Mundial, aún bien conservados, pues estaban en el “cementerio de barcos” de San Diego, California. 

Narraban los compañeros que integraron la Comisión Activadora de esos barcos, que los "gringos" se admiraban de lo rápido que aprendían nuestros compatriotas a operarlos. Muchas singladuras recorrieron esas unidades de superficie donde se forjaron muchos de los almirantes que hoy están en el puente de mando de la Armada.