Los recientes acontecimientos sucedidos en Malecón Tajamar, por el desmonte de manglar y el evidente daño a especies de flora y fauna me han puesto a reflexionar sobre el papel de la legislación en la innovación y el cambio de paradigmas del desarrollo.

Y no, no entraré en polémica a mencionar los cómos y porqués de la situación sucedida la semana pasada, cuando vecinos de la zona, sociedad civil organizada y no organizada y medios dieron detalle del inicio del desmonte de un área de manglar para construir un desarrollo.

¿Es este desmonte ilegal? Desde el punto de vista del procedimiento de impacto ambiental no; desde el punto de vista del daño tal vez pudiera argumentarse alguno por la forma en que se hace la obra. Pero dejemos a un lado estos cuestionamientos, no porque no sean importantes, sino porque le toca a los expertos hablar, discutir y actuar en consecuencia.

Vayamos entonces un paso más atrás. En 2006, cuando se dieron los permisos, la legislación, pero también las condiciones del país y del estado, el comportamiento de la sociedad, y la necesidad (o no) de contar con más infraestructura era muy diferente: en 10 años las cosas cambian, y bien dice el dicho, hay que innovarse o morir.

Y en este sentido me pongo a pensar: si yo compré un terreno en la zona, diseñé un proyecto hace 10 años, y hoy me toca construir… ¿Realmente lo tengo que hacer como lo pensé hace 10 años? ¿O debiera buscar otras maneras de construir y operar que sigan las tendencias internacionales, la opinión de la comunidad, el beneficio colectivo, la protección de los ecosistemas.

¿No se sacaría un 10 un inversionista que haga una plaza comercial, departamentos, conjuntos habitacionales, o lo que pretenda, con un modelo constructivo diferente? Ejemplos hay varios aquí y en otras partes del mundo, y les aseguro que tendrían no solo mayor aceptación social, sino probablemente accederían a un mayor mercado que el que prospectan con este y otros desarrollos.

¿Es más caro construir de forma sustentable? No necesariamente; hay tecnología y formas de hacerlo, pero se requiere innovar y tener una visión diferente del desarrollo; ¿es más redituable? Definitivamente; los costos que hoy o mañana tendrán que hacer los inversionistas en tema mediático, en proponer acciones de restauración, o en enfrentar denuncias legales, es mucho más grande que una inversión inicial en diseño de proyecto y estrategia de comunicación.

¿La ley ayuda? No mucho; por un lado, debido a que no es retroactiva; por otro lado, porque no incentiva al inversionista a pensar fuera de la caja y hacer las cosas diferentes; ¿no creen que un inversionista sería más responsable si al momento de construir con criterios de sustentabilidad, o arquitectura bioclimática, recibiera algún incentivo fiscal? ¿O que la misma legislación local promoviera estos criterios al momento de construir?

Existen ya normas y criterios para construir diferente, aunque desgraciadamente, muchos de ellos son de aplicación voluntaria; y al parecer, en muchos casos aún en el país, seguimos con el pensamiento de que lo que no está prohibido está permitido. ¿Qué sigue? ¿Volver a cambiar la ley?

Es una de las opciones; aunque yo creo que la presión que ejercen los grupos de la sociedad organizada ayuda a tener ojos en este tipo de construcciones y poner presión, y así ayudar a que las cosas no pasen desapercibidas. Pero también hay mucho que trabajar en sensibilizar al empresario en el tema de la sustentabilidad, y que hacer las cosas bien paga, y paga mejor que hacerlas mal.