La carnicería: disculpen, pero no hay nada que celebrar

El gobierno podría ser más cauto con una realidad que promedia mil 329 ejecuciones mensuales en 2014, contra 854 de 2007.

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A diferencia de lo que venía ocurriendo, el presidente Peña Nieto y el secretario de Gobernación Osorio Chong han realzado en las últimas semanas una marcada reducción en la incidencia delictiva.

Es una estrategia de difusión y propaganda sustentada en una proposición que puede ser tomada como verdadera, pero que no implica que se le esté dando, significativamente, la vuelta a la pesadilla de la inseguridad y la violencia.

Es verdadera, porque las cifras absolutas de los delitos de alto impacto indican una cierta tendencia a la baja. Se registraron, por ejemplo, mil 368 ejecuciones en enero, contra mil 195 en julio (datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública); 145 secuestros en febrero, contra 98 en julio; 4 mil 778 vehículos robados con violencia en enero, contra 4 mil 29 en julio.

Pero como anoté aquí hace un mes, nada hay que celebrar. El gobierno podría ser más cauto con una realidad que promedia mil 329 ejecuciones mensuales en 2014, contra 854 de 2007, primer año de la Guerra de Calderón.

¿Qué se puede exaltar con un promedio de 130 secuestros y 4 mil 148 robos de vehículo con violencia? El gobierno destaca un marcado descenso, yo sigo pensando que es una carnicería.

Y más después de escuchar los cuestionamientos de organizaciones como el Observatorio Nacional Ciudadano y Alto al Secuestro sobre un probable desaseo en la forma en que se están registrando los delitos, con el objetivo, precisamente, de llegar a esa disminución numérica.

Entiendo la necesidad de cantar victoria antes del segundo Informe. Nada más eso.

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