La diferencia entre vivir o morir

Para una familia indígena, cuyo sustento proviene del campo, la solución a problemas de salud que requieren cirugías o servicios especiales es casi imposible...

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Para una familia indígena, cuyo sustento proviene del campo, la solución a problemas de salud que requieren cirugías o servicios especiales es casi imposible. A falta de dinero, a veces deben tomar decisiones drásticas y dejarle al tiempo la vida de sus seres queridos. No hay de otra, allá en las comunidades la vida depende de dinero, y casi nunca hay lo suficiente como para darle seguimiento a tratamientos que requieren visitas a hospitales distantes, previo a una cirugía como la del corazón.

A pesar de que la gran mayoría de las familias indígenas cuentan con Seguro Popular que cubre casi en su totalidad los gastos por intervenciones quirúrgicas, como las de corazón de menores de 18 años, los menores elegibles deben pasar primero por una serie de citas y estudios que requieren visitas periódicas al cardiólogo pediatra en el Hospital Regional de Alta Especialidad de la Península de Yucatán. Lo anterior requiere salir de comunidades desde donde, por lo general, no existe transporte público y se debe pagar lo que ellos llaman “flete”, para transportarlos a ciudades como Tulum, Felipe Carrillo Puerto, Chetumal o José María Morelos, en el Estado de Quintana Roo, donde posteriormente se debe tomar otro transporte a Mérida. Desde la terminal de la capital yucateca, la odisea para llegar al hospital puede tornarse complicada. Generalmente las familias viajan desde un día antes para estar a tiempo en las citas.

Si las familias tienen varios niños, la situación es un poco más difícil, y las autoridades apoyarán una o dos veces después, los apoyos se terminan. La vida de un menor a veces depende de sólo un poco de dinero. Cabe mencionar que hasta solicitar apoyo económico al gobierno o instituciones también representa un gasto porque la madre o el padre, o ambos, deben trasladarse a las sedes donde existe la posibilidad de una ayuda. No siempre una primera visita quiere decir que el apoyo se obtendrá;  tampoco en una segunda.

La ignorancia también juega un rol primordial en esta lucha por la vida, porque limita cualquier posibilidad y los padres del menor enfermo se dan fácilmente por vencidos; además del desconocimiento de la existencia de organizaciones civiles dedicadas a la noble labor de hacer posible que algunas cosas sucedan.

Muchas cirugías de corazón a menores indígenas del Estado han sido posibles gracias a la labor de asociaciones civiles, por la difusión que ocasionalmente se hace en comunidades distantes a través de estaciones de radio en lengua maya, o al contacto directo con delegados quienes, a su vez, transmiten la información a los habitantes.

La labor de las asociaciones civiles es crucial en estos casos de salud, debido a la poca capacidad del gobierno para atenderlos, lo que ponen en riesgo la vida de un ser humano. 

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