La prosa inevitable

Con los apuntes logrados luego de algunas semanas husmeando en las entrañas mismas de VIP Servicios Aéreos Ejecutivos (VIP Saesa), S.A. de C.V., hay datos y relatos que bien valdría la pena poner sobre la mes.

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Por: Ernesto Neveu Reyes

Con los apuntes logrados luego de algunas semanas husmeando en las entrañas mismas de VIP Servicios Aéreos Ejecutivos (VIP Saesa), S.A. de C.V., hay datos y relatos que bien valdría la pena poner sobre la mesa, digo, nada más para aderezar la información que mi colega Carlos Loret de Mola ya difundió, respaldado, dijo, en datos de Transparencia y bitácoras de vuelo.

VIP Saesa, con Registro Federal de Contribuyentes VSA-940526-H49 es una empresa creada el 26 de mayo de 1994 por instrucciones del entonces gobernador Mario Ernesto Villanueva Madrid con el fin de tener un taxi aéreo perteneciente al Gobierno del Estado a través de una paraestatal y no tirar el dinero pagando la renta de aviones a empresas fuera del estado.

Para conocimiento de Míster “No tengo el dato en este momento” (Juan Pablo Guillermo Molina), VIP Saesa cuenta en la actualidad con una flota de cuatro aeronaves: King Air BE-90, Piper PA-31 Navajo, Piper PA-34 Seneca y Cirrus Aircraft SR22.

Aquí aplica la de aviadores al dedillo, porque supuestamente son ocho pilotos, pero sólo la mitad pilotea. El resto solamente cobra, y cobra bien.

Por ejemplo, José Martín Cervera Peraza está comisionado al servicio de un empresario local o Víctor Hugo Can Echeverría, quien figura como director de Operaciones de la propia empresa arrendadora.

Los salarios de estos muchachos que, por cierto, es información “reservada” según la Unidad de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Poder Ejecutivo, es nivel de Director en el tabulador de sueldos vigente, lo que representa entre 17 mil 855 y 27 mil 912 pesos mensuales libres de polvo y paja, más un sobresueldo de cuatro mil 500 pesos en VIP Saesa, según los enterados. Dijera mi sacrosanto abuelo “¡Mon Dieu! pero ¿por qué tanta plata?”

Pues a partir de la presunta complicidad de Carlos Alberto Acosta Gutiérrez, insertado por el "popular" Roberto Borge Angulo como director general, Héctor Enrique Castillo Madrid, director de Administración y Finanzas, y Lorenzo Uc Yam, jefe de Comercialización, la empresa supuestamente realizaba contratos de servicio con totales inflados y no necesariamente con su flota, que era utilizada para asuntos domésticos, como el traslado de criminales peligrosos, según Míster “No tengo el dato en este momento”,  o invitados especiales.

Las lenguas insidiosas afirman que el ladino Lorenzo Uc Yam es el cerebro de cada operación que ahí se realiza y el encargado de joderles la vida a quienes no alcahuetean los manejos retorcidos, muchos de los cuales han salido a la luz pública.

Este personaje, aseguran quienes no le entraron al negocio, es el “oreja” de los altos mandos. Se dice que él decide qué empresa foránea contratar a cambio de una comisión, y hasta qué tipo de avión, jet, aviones de pistón e, inclusive, helicópteros, los cuales el jefe del Ejecutivo utilizaba cada ocasión de viajaba a Toluca para luego ir a la Ciudad de México, al Hotel Sheraton o al World Trade Center.

Pero trascendieron otros “bisnes” más, como el pago en correspondencia que Borge Angulo habría hecho a la empresa Servicios Aéreos Milenio, S.A. de C.V. que lo apoyó en su campaña, contratando por cuatro años un Lear Jet 45, con costo por hora de tres mil 200 dólares. La aeronave, aseguran, se usaba hasta 60 horas al mes.

También saltó a la luz otro contrato con Aerotaxi Villa Rica, con base en el estado de Veracruz, que incluía dos Cessna Citation Excel, que costaban tres mil 800 dólares por hora y mínimo 60 horas al mes. Ambos contratos, dicen, se los adjudicó el ex mandatario estatal, quien a su tercer año como gobernante se habría regalado un helicóptero Augusta, traído desde Italia, que integró a la paraestatal a razón de cuatro mil 800 dólares la hora, 25 horas al mes.

Este juguetito del joven Beto servía para llegar a los ejidos de difícil acceso o a sus playas de descanso, cerca de Tulum.

Ya para completar el despilfarro, mandó a traer un Challenger CL30, con un costo de arrendamiento de cinco mil 200 dólares por hora.

Este jet fue adquirido con la idea de cubrir viajes trasatlánticos, pero dada su comodidad, lo utilizaba hasta para volar de Cancún a Cozumel.

Los contratos millonarios, inflados para que les “tocara a todos”, habrían permitido al clan una vida de lujo, con salarios más que onerosos: Guillermo Gallardo Cruz, 95 mil pesos; José Octavio Anza, piloto, 75 mil mensuales sin hacer un solo vuelo; Horacio Ramírez, 80 mil; Leonardo Corona, 55 mil pesos; Mario López Portillo, 80 mil y Elton Uitzil con un salario de 60 mil pesos mensuales.

Ahora, los beneficiados de dos sexenio tendrá que buscar dónde meterse, porque el asunto no pinta nada bien para su negocio particular, una vez que el nuevo gobierno empiece a rascar. Por lo pronto, nos vemos en el Congreso del Estado.

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