La reforma educativa que viene

El sexenio de Enrique Peña Nieto arrancó de buena manera con la firma de un Pacto por México.

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Contrario a los malos recuerdos que la mayoría de los mexicanos guardamos de los gobiernos priistas, el sexenio de Enrique Peña Nieto arrancó de buena manera con la firma de un Pacto por México, que suscribieron los tres principales partidos, y con el lanzamiento de una iniciativa de reforma educativa.

El ex gobernador mexiquense y actual Presidente ha enseñado un gran oficio político y una clara intención de mostrar que el suyo es un nuevo PRI, que busca los consensos y empuja los cambios necesarios para el país, aunque faltará ver si esto no se queda en los buenos deseos y al final terminan imponiéndose las viejas prácticas, no solo del partido en el gobierno, sino de todos los actores de la vida nacional, incluidas las agrupaciones gremiales.

Uno de los asuntos que generará mayor controversia durante el sexenio será seguramente el de la educación, pues si bien el SNTE y su brazo político, el Partido Nueva Alianza, se mostraron de acuerdo en discutir una posible reforma, hay voces en el sector que la rechazan de forma tajante.

Ayer mismo, durante el IX Congreso Nacional de la CNTE, el dirigente de la sección 22 en Michoacán anunciaba la obtención de un amparo para alrededor de 70 mil maestros contra la aplicación de la Evaluación Universal y el Acuerdo por la Calidad Educativa, al tiempo que advirtió de la realización de manifestaciones para impedir lo que ellos llaman “las reformas para privatizar la educación pública”.

El asunto es complejo: el nivel de los maestros es variopinto. No es lo mismo un docente de una gran urbe egresado de la Escuela Nacional de Maestros o de la Universidad Pedagógica Nacional que el de aquel que estudió en alguna de las normales rurales que todavía existen en el país, o el de aquel que posee una plaza solo porque se la heredaron.

También está el docente inscrito en el Programa de Carrera Magisterial, que ha recibido estímulos, que cuenta con una doble plaza y que percibe un ingreso más o menos decoroso y aquel que enseña en zonas pauperizadas y que recibe un sueldo también pauperizado.

Hará falta ver cómo se desarrolla en los próximos años este tema, si finalmente se logra un acuerdo o si los grupos radicales al interior del gremio magisterial logran detener lo que hasta el momento parece ser una buena intención del nuevo gobierno.

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