La tragedia de los comunes

Esta semana, preparando una presentación para una de mis clases, me reencontré con un texto que...

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Esta semana, preparando una presentación para una de mis clases, me reencontré con un texto que siempre me ha parecido muy interesante: “La tragedia de los comunes”.

Escrito por Garrett Harding, zoólogo de la Universidad de Chicago y Doctor por Stanford, y publicado en el ya lejano año de 1968 en la revista Science, este texto es uno de los primeros artículos que hablan acerca de la sobreexplotación de nuestros recursos y la responsabilidad que tenemos en ello.

En el texto, se hace una analogía muy particular: En un pastizal, un grupo de pastores tienen sus animales, cuyo consumo alcanza para mantener su estilo de vida, para que los animales crezcan y el pasto se regenere brindando más comida. Pero uno de ellos se da cuenta que queda aún una buena cantidad de pasto por consumir, por lo que decide comprar otro animal. Curiosamente, cada uno de los pastores hace lo mismo, incrementando en uno, dos, y luego tres su número de animales.

¿La consecuencia? La capacidad del pastizal para recuperarse es superada, y los animales mueren porque no tienen qué comer.

Si hacemos un análisis de esta analogía, la lección es muy simple: Si no quieres que el negocio se acabe, no rebases su capacidad de carga. Y aquí es donde la discusión empieza: ¿Cómo medir esta capacidad de carga? ¿Cómo saber hasta cuando sí o hasta cuando no se puede seguir creciendo y hacer uso de los recursos, asegurando que estos sean suficientes para mantener la viabilidad del negocio a largo plazo?

Extrapolemos este ejemplo a nuestro querido sector turístico nacional. Fuera de algunas Áreas Naturales Protegidas, donde existen estudios de capacidad de carga, es difícil encontrar estudios que realmente nos muestren la capacidad de los destinos para seguir creciendo bajo un modelo viable en el largo plazo.

Y no me refiero solamente a estudios que nos hablen de los recursos naturales, el análisis debe ir más allá de ello. Por ejemplo, ¿cuántos turistas más pueden recibir una zona para mantener los mismos niveles de precios y calidad? ¿Cuántas personas más pueden vivir en las ciudades para tener una buena calidad de vida? ¿Cuántos cuartos más aguantan las zonas de desarrollo que fueron planeadas hace muchos años con infraestructura y servicios limitados? E incluso, ¿qué relación habría entre todos estos factores y la competitividad y sustentabilidad de nuestros destinos?

El reto de generar modelos e instrumentos para medir estos factores es grande, y no de fácil solución, ya que son muchas las variables involucradas en este desarrollo, sin embargo, pueden llegar a ser herramientas muy útiles en procesos de planeación como Programas de Ordenamiento Ecológico Local, Programas de Turismo de los municipios e incluso Programas de Desarrollo Urbano.

Un tema pendiente de resolver, que requiere tiempo y dinero, pero que podría generar modelos replicables en otras zonas del país y de Latinoamérica, donde el desarrollo turístico no ha sido tan acelerado, pero donde la tendencia apunta para seguir creciendo.

Si tuvieran la oportunidad de elegir, ¿en qué zona del país creen que sería necesario realizar este ejercicio?

Tal vez podamos llegar a la conclusión que aún tenemos más pastizal del que creíamos o por el contrario, que ya se nos han muerto un par de animales y tal vez no nos hemos dado cuenta aún.

Espero sus comentarios.

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