La Venta y su influencia en el Preclásico Medio en Mesoamérica

Es muy probable que las villas parcialmente urbanizadas del Golfo de México estuvieran habitadas por escultores.

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Durante el Preclásico Medio (900-500 a C), florecieron varios asentamientos, pero ninguno alcanzó la magnitud de La Venta, allí se edificio la primera gran pirámide de Mesoamérica, que consiste en un enorme cono ondulante hecho de tierra apisonada  rodeado de plazas y pequeñas plataformas. 

Los habitantes de La Venta tuvieron que realizar largas travesías por los ríos y la costa para tener acceso a los yacimientos de basalto para seguir la tradición escultórica de San Lorenzo, enriquecida con nuevas creaciones, como la tumba de columnas basálticas y pequeñas esculturas de piedras semipreciosas como la jadeíta. Se diversificó el florecimiento de La Venta en las evidencias que presentan los  sitios de las Mesas y Río Pesquero.  

Es muy probable que las villas parcialmente urbanizadas del Golfo de México estuvieran habitadas por escultores, sacerdotes, guerreros, gobernantes y que tuvieran la fortuna de ser metrópolis de donde se originaron otras expresiones olmecas de Mesoamérica. 

Estos rasgos fueron adoptados simultáneamente por las nacientes noblezas que tenían estrechas relaciones entre sí, motivadas por el intercambio de recursos. 

Cabe señalar que estos habitantes del Golfo de México, durante el Preclásico Medio, generaron un repertorio de formas y símbolos  que se emplearon en esa región que no es propiamente una manifestación étnica propia de los olmecas, sino que es parte de un fenómeno suprarregional.   

Podemos mencionar que los sitios de tipo olmeca  fuera del Golfo de México que destacan por la amplitud y riqueza  de sus áreas ceremoniales  son: Teopantecuanitlán en Guerrero y Chalcatzingo en Morelos. Cada uno de estos sitios tiene rasgos  originales, como, por ejemplo, estelas en forma de T, representaciones de la lluvia y de la cueva. En estos mismos sitios se identifica con claridad el repertorio de artefactos, símbolos y convenciones estilísticas olmecas. 

Estos rasgos también puede observarse en Tlapacoya  y en Tlatilco,  en el Valle de México, y en muchas otras localidades de Mesoamérica.

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